La Comisión de víctimas de abusos sexuales en Bélgica se autodisuelve tras el secuestro de sus 475 expedientes

Su presidente, Peter Adriaenssens , experto en psiquiatría infantil y abusos sexuales denunció que “hemos sido utilizados como cebo” por parte de las autoridades. La comisión Adriaenssens trabajaba por encargo de la Iglesia belga en el marco de un acuerdo tripartito entre el ministro de Justicia, Stefaan De Clerck, el Colegio de Fiscales y la propia Comisión. Sin embargo, el juez instructor Wim De Troy, que ordenó el pasado jueves el aislamiento e interrogatorio de los obispos así como la introducción de sondas ópticas en las tumbas de dos cardenales en Malinas, secuestró también los documentos de la Comisión Adriaenssens en Lovaina.

Las comisiones creadas para recibir denuncias de víctimas de abusos sexuales de sacerdotes que no quieren acudir a la policía para evitarse un segundo trauma son enormemente útiles, pues alivian la incomodidad de las víctimas, que se sienten escuchadas, y reciben excusas, orientación psicológica o ayuda económica según los casos.

Las comisiones permiten, además, descubrir la dimensión de un problema que de otro modo quedaría oculto, y ayudan a definir medidas de prevención. En general, las comisiones invitan regularmente a las víctimas a acudir también a la policía, y piden permiso para pasar los datos de sacerdotes indignos al obispado como medida de prevención y como denuncia para abrir procesos canónicos internos sobre esos presuntos delitos, aunque hayan prescrito según el código penal.

La Comisión Adriaenssens explicó en su comunicado que se ve’ia obligado a dimitir tras la rotura del punto de apoyo de su trabajo, que es “la confianza entre la Justicia y la Comisión, necesaria para proteger la confidencialidad de las victimas”. A partir del jueves, en que presentarán oficialmente la dimisión al obispo de Tournai, Guy Harpigny, presidente de la comisión interdiocesana de abusos sexuales, “la tarea de cuidar a las víctimas y de dar continuidad a sus denuncias vuelve a los obispos”.

El problema de los abusos sexuales traerá secuelas durante muchas décadas si no se cuida la atención a las víctimas y se retrasa la operación general de limpieza, iniciada a buen ritmo en Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y Austria.

Aun así, es necesario respetar la jerarquía, y el cardenal de Viena Christoph Schoenborn tuvo que disculparse ayer de las críticas que dirigió el pasado mes de mayo al cardenal Ángelo Sodano por su pasividad como secretario de Estado de Juan Pablo II ante el escándalo protagonizado por el anterior cardenal de Viena, Hans Hermann Groër.

Después de un encuentro en privado con Schoenborn, Benedicto XVI llamó también al cardenal Ángelo Sodano, actualmente decano del colegio de Cardenales, y al cardenal secretario de Estado Tarcisio Bertone. Según un comunicado del Vaticano, en la reunión de los tres cardenales con el Papa, “se clarificaron y resolvieron algunos equívocos muy difundidos y en parte derivados de algunas expresiones del Cardenal Schoenborn, el cual manifiesta su pesar por las interpretaciones dadas”. El comunicado reitera que “en la Iglesia, cuando se trata de acusaciones contra un cardenal, la competencia es exclusiva del Papa. Las demás instancias pueden tener una función de consejo, siempre con el debido respeto a las personas”.