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Al borde del sumidero de la corrupción

O se pone coto de manera tajante, penal y política al fenómeno de la corrupción, o se nos irá por el sumidero el capital democrático logrado desde la Transición. Se marcharán los logros, las virtudes y los defectos de esta España por culpa de unos ... cuantos cientos de mangantes; y lo que es peor, a causa de un sistema que, lejos de atenazar a los corruptos y sus corruptelas, parece que ha servido para aumentar el número de excesos, incrementar el tamaño de las sacas de dinero y sembrar de dudas, injustamente, la labor de todos y cada uno de los más de ocho mil ayuntamientos españoles. A este paso habrá que construir centros penitenciarios exclusivos para este tipo de delincuentes. Hay quien advierte que la corrupción es inherente a la condición humana, por lo que cabría deducir que, a más elementos añadidos, más posibilidades de corruptelas. Si al humano en sí se le aliña con un mucho de política, un poco de urbanismo, un «boom» inmobiliario y unos cuantos desalmados... entonces tendremos la pócima perfecta. Una mezcla tan conseguida, que se ha extendido como la pólvora durante los años de burbuja y que ha estallado a la vez que la recesión o, lo que es lo mismo, cuando muchos de los involucrados han dejado de percibir sus cheques.

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