La maldición de Rigoletto en el Real
Rigoletto -un personaje egoista y malicioso- vive perseguido y atemorizado por una maldición. Una maldición que le profiere el Conde de Monterone -«Y tú, serpiente, tú que te ríes del dolor de un padre, ¡maldito seas!»- en el primer acto de la ópera y que ... sobrevuela la acción hasta su dramático final. Ésa maldición parece haberse instalado en el Teatro Real durante los preparativos de este título, el segundo de Verdi esta temporada, y el más esperado pues estaba previsto que fuera protagonizado por Juan Diego Flórez.
La decisión del tenor peruano de cancelar el compromiso tras su presentación en la Ópera de Dresde -donde no se sintió cómodo al abordar el papel-, hecha pública el pasado verano, supuso el primer contratiempo de una larga serie que afectó a los tres repartos encargados de llevar adelante las 18 funciones (el día 6 se podrá ver en pantalla gigante en la Plaza de Oriente).
Al de Flórez -papel que defenderá ahora en el primer reparto José Bros- se sumaron las cancelaciones, por enfermedad, de otros dos tenores, Francesco Meli y Fabio Sartori, sustituidos por Roberto Aronica y Celso Albelo. A estas bajas se ha añadido recientemente la de la soprano Inva Mula. Todo ello ha convertido a esta ópera, que se estrenará el próximo miércoles, en un auténtico calvario para el teatro. «Ha sido un trabajo con mucha incertidumbre», reconoce el director artístico del Real, Antonio Moral.
También la directora de escena de este montaje -una reconstrucción del presentado hace varios años en Amsterdam-, Monique Wagemakers, ha tenido que sobrellevar estas dificultades, teniendo en cuenta que una de las condiciones impuestas por ella para participar en esta producción es la obligación de acudir a los ensayos. El motivo: las exigencias del montaje, uno de los más difíciles técnicamente que ha afrontado el coliseo madrileño.
Técnicamente difícil
Minimal en elementos -el escenógrafo es Michael Levine, el mismo de «Diálogo de carmelitas»-, es maximal en dificultades. «Es un montaje muy complicado técnicamente y con muchos problemas de seguridad. Requiere de todo un estudio de ingeniería», afirma Wagemakers. El centro del escenario lo ocupará una plataforma de 18 por 18 metros que se mueve en todas direcciones gracias a un mecanismo hidraúlico, y sobre la que se situarán los intérpretes. «Que no entran y salen como es habitual, sino que aparecen y desaparecen», indica Moral.
«Quería una escena vacía, de líneas limpias, en la que poder trabajar imágenes muy fuertes en combinación con la música», afirma la directora. A ello contribuye el vestuario, teñido en rojo intenso e inspirado en el Renacimiento, firmado por la galardonada diseñadora de Hollywood Sandy Powell. Sobre el escenario, Wagemakers recrea un ambiente agobiante donde se entretejen los celos y los deseos de venganza de Rigoletto.
El director musical, Roberto Abbado, tampoco ha salido indemne de esta maldición. Operado hace unas semanas del talón de Aquiles, ha acudido al Real con muletas. El director italiano considera a «Rigoletto» una obra «perfecta por la unidad entre la forma clásica -del siglo XIX- y la expresividad». Y añade: «Es una obra de duetos que permite establecer las relaciones entre los personajes, y presentarlos como verdaderos seres humanos».
Responsabilidad gravísima
Otro de los cambios ha sido la sustitución del Coro Titular, en negociaciones para su renovación con El Real, por la agrupación Intermezzo. La necesidad de contar con una formación muy implicada en lo escénico y ante el temor a la convocatoria de una huelga -como sucedió en «Tannhauser»-, el director general, Miguel Muñiz, reconoció haber tomado la decisión de sustituirlo. «Yo tenía una responsabilidad gravísima. Me sentía en la obligación de asegurar las funciones».
En el elenco vocal destaca la participación de Leo Nucci, -«el mejor Rigoletto que conozco», afirmó Abbado-, que cantará sólo el día 22. El resto del reparto está formado, entre otros, por Roberto Frontali, Zeljko Lucic y Anthony Michaels-Moore, como Rigoletto; y las sopranos Mariola Cantarero, Patrizia Ciofi y Cinzia Forte, que se alternarán en el papel de Gilda.
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