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Éxito de Aída en el Palacio de Congreso

Hay que agradecer la buena labor de los profesionales que tienen que bregar en difíciles condiciones para sacar adelante con dignidad una producción como esta

Éxito de Aída en el Palacio de Congreso

Por Antonio Illán Illán

Aída, la ópera que le encargaron a Verdi para la inauguración del canal de Suez, la pudimos ver y oír en el Auditorio «El Greco» de Toledo.

Esta ópera es una de las más inconsistentes de la producción verdiana, de la que todos recordamos el ¡ ... chanchanchán! de la famosa marcha de las trompetas. Los mayores méritos de esta obra, rica en fantasía, consisten especialmente en el dramatismo de los dos personajes etíopes, Amonasro y Aída, y de algunos coros, por ejemplo el de los sacerdotes. El protagonista principal, junto con Aída, es Radamés, el general egipcio vencedor y del que se enamora la hija del Faraón y la propia Aída; pero Verdi construyó un personaje del todo inconsistente en él, sin relieve ni expresión, que ni tiene madera de héroe, ni de amante, ni de víctima. Aída, en cambio, sin tener la fuerza de otros personajes verdianos, se consolida como un personaje paradigmático en su aspecto de amante; por el contrario su figura como esclava me parece solo un esbozo. De estas dos personalidades tan débiles no podía elevarse el himno supremo al amor y a la muerte que hubiera convenido al drama. El tercer personaje en cuestión en el trío amoroso verdiano es Amneris, la hija del Faraón, que está bastante mejor construido tanto en su versión dramática como lírica, y ya desde el principio de la obra manifiesta sentimientos muy encontrados como son los del amor, los celos, el desprecio o la sensualidad.

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