TRES CULTURAS Y TRES AGUAS

Lo importante para Toledo es que el conjunto escultural no ha costado un euro a los toledanos, tema que hay que agradecer en estos tiempos y, además, pasamos a disponer de un patrimonio cultural que enriquece, con sus críticas y aplausos, los ambientes de la capital regional, que es lo que importa.

El problema puede existir, me clarifica el técnico de la avanzadilla curiosa, en el día después, cuando sobre el espacio de la fuente que simula un antiguo acuífero de la plaza del Ayuntamiento empiecen a arrojar los vándalos de turno latas de cerveza, bolsas de plástico y otros desechos, a lo que puede unirse todo aquello que el viento hace moverse cuando al dios Eolo le da por emplearse a fondo. Habrá que limpiar asiduamente este canal al aire libre para librarle de los elementos extraños que pueden depositarse en el mismo. A lo que puede sumarse, en las noches del caluroso verano, la imprudencia de algún chiquillo que corretea por la plaza y en un descuido cae en la fuente, cuyo fondo, al simular raíces ejecutadas en hierro o bronce, sin duda dañará la anatomía del accidentado, de cuyo percance el ayuntamiento tendrá que hacerse cargo, si hay previa denuncia, que existirá, dado que el artista no permite un modesto vallado que proteja de estos inconvenientes.

Pero tiempo hay para ponerse en lo peor del típico de marras, porque en toda innovación los pros y contras hacen acto de presencia y, por anticipado, no puede asegurarse cuáles tendrán más protagonismo.

Por nuestra parte, damos las gracias a Cristina Iglesias por la cesión de su obra, por su labor y por su compromiso con Toledo en este especial homenaje a Doménico el cretense.