Cuál debe ser el principal reto de la industria del videojuego en España

Con el auge de nuevos mercados como China y otros países asiáticos , España ha quedado relegada a una novena posición en consumo de videojuegos a nivel global, pero aun así en 2015 consiguió facturar 1.083 millones de euros de manera directa, unas cifras que convierten a la industria en la primera industria del entretenimiento en facturación, muy por delante del cine o las producciones discográficas. Teniendo en cuenta la población del país, son unos cifras más que saludables, que avalan la penetración social del videojuego, con 15 millones de jugadores en España, un 42% de la población total.

Y, sin embargo, las cifras no se traducen en desarrollo. Consumimos, pero ni estamos generando la riqueza ni los puestos de trabajo que deberíamos. Para Simon Little , Managing Director de ISFE (la Federación Europea de Software Interactivo en sus siglas en inglés), está muy claro qué países europeos están a la vanguardia en el desarrollo de videojuegos: «Históricamente el Reino Unido, Alemania y Francia son los más fuertes ya que tienen los mayores mercados locales. En particular, el Reino Unido tiene una gran trayectoria en creación de videojuegos. Estos países tienen industrias locales saludables. Por su parte, los países nórdicos cuentan con excelentes empresas tecnológicas que disponen de productos atractivos, aunque el sector sea un poco más pequeño».

España no aparece por ningún lado, sino que queda ninguneada por los países escandinavos, con una fracción de población, por lo que ni siquiera pueden competir en cifras de facturación y consumo. Para Little «la industria española es muy pequeña pero también bastante joven. En este sentido, están comenzado a suceder cosas interesantes y la situación ya está cambiando».

En un lenguaje diplomático, Little no hace más que constatar nuestra realidad: no estamos a la altura de lo que se espera de nosotros . Aunque las grandes editoras cuentan con una fuerte presencia en España, casi todos sus esfuerzos están volcados en actividades de localización y testeo, que técnicamente forman parte del desarrollo, pero que no emplean principalmente ni a artistas ni a programadores. Nuestro músculo de desarrollo triple A, salvo contadas excepciones, es un erial.

Contamos con un buen enjambre de estudios independientes , pero nada que podamos llamar tejido industrial. Nuestros grandes creativos y profesionales tienen que marcharse si quieren tener una carrera en serio en el mundo del videojuego, y el apoyo institucional es casi anecdótico. En España queda mucha pedagogía por hacer. La percepción del mundo del videojuego sigue plagada de visiones estereotipadas que zancadillean el desarrollo de una industria digital que vive y muere por el I+D+I , que genera puestos de trabajo altamente cualificados de perfiles tanto técnicos como humanísticos y que tiene el poder de afectar seriamente las perspectivas económicas de un país.

Estamos muy atrasados y todos (instituciones públicas, centros educativos, las empresas del sector, los medios de comunicación, el capital privado, el talento creativo y los propios videojugadores) debemos arrimar el hombro y aunar esfuerzos para corregir este déficit, retomar el terreno perdido y situar a nuestro país en el lugar que le corresponde.