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Drones, una gran amenaza disfrazada de juguete

Serán uno de los regalos de estas navidades e impulsan una gran industria, pero suscitan riesgos para la navegación aérea y la seguridad

Drones, una gran amenaza disfrazada de juguete afp

luis ventoso

Nada surge por generación espontánea. Tampoco los drones. La leyenda cuenta que la semilla del primer zángano -pues eso significa la palabra inglesa «drone»- se sembró hace solo dos años, en Burlington (Vermont, frontera de Estados Unidos con Canadá). Paul Wallich, físico formado en Yale ... y periodista científico, estaba saturado de acompañar a su hijo a la parada del bus cada mañana. No se hallaba muy lejos, solo a 400 metros, pero bajo los rigores del invierno norteño resultaba un engorro. Al tiempo, Wallich tampoco quería dejar desprotegido al pequeño. Así que decidió controlarlo desde el aire fabricando un pequeño abejorro volador. El autogiro pesó solo un kilo en el parto en el taller casero. Sus órganos eran cuatro hélices, dos ejes cruzados, un altímetro, acelerómetro, GPS, tarjeta de memoria y giróscopo. Al ingenio le ató un teléfono móvil para controlar a su hijo con la cámara.

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