La inteligencia artificial no es perfecta: los fallos que la delatan

Los 'fakes' realistas están al alcance de todos, pero por el momento, cuando no hay una profunda edición detrás, pueden ser muy fáciles de reconocer

Cómo crear imágenes con inteligencia artificial fácilmente desde tu buscador

Imagen 'fake' de Donald Trump creada por el periodista Eliot Higgins mediante el uso de IA. Fíjate en la extraña mano en la que acaba el brazo derecho

Y, de repente, ChatGPT. Desde 2022, el número de herramientas capaces de crear contenido a demanda no ha dejado de aumentar y mejorar el realismo de sus resultados. A día de hoy, cualquier persona con unos conocimientos tecnológicos limitados es capaz, por ejemplo, de ... poner a una inteligencia artificial (IA) a escribir teatro a lo Lorca. También puede vestir al Papa Francisco de jugador de baloncesto y ponerlo a hacer 'crossovers' imposibles al estilo de Doncic, estrella de la NBA. Aquellos más maliciosos, incluso, son capaces de trucar un vídeo para poner al líder político de turno a decir cualquier barbaridad.

La línea entre la realidad y lo artificial es cada vez más gris. Pero eso no significa que el usuario más avispado tenga imposible reconocer las trampas. Al menos, por el momento.

Fíjate bien

Lo primero que tiene que tener claro el usuario es que las imágenes creadas por inteligencia artificial en las que aparecen representadas personas reales, en muchos casos, buscan alarmar o sorprender al usuario mostrando situaciones que rozan lo inverosímil. Un buen ejemplo son esas fotos 'fake' del Papa, en las que igual lo vemos con un abrigo estilo Balenciaga que conduciendo una moto de gran cilindrada. Pero también las imágenes en las que aparece Donald Trump huyendo de la Policía o Putin, de rodillas, haciéndole un besamanos al presidente chino Xi Jinping.

Teniendo esto claro, como explica en conversación con ABC Nadia McGowan, doctora en Comunicación Audiovisual y profesora del Grado en Diseño Digital de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) hay fallos en estas imágenes que las delatan. Especialmente si sacamos la lupa y empezamos a fijarnos en las distintas partes del cuerpo. «Puedes encontrar diferencias en el tono de piel entre la cara y el resto del cuerpo. También hay imágenes en las que los rostros pueden aparecer poco definidos, con fallos en las manos, dobles cejas o dobles barbillas. En los dientes también suele ser fácil encontrar errores», dice McGowan.

La experta también llama la atención sobre los desenfoques. En muchos casos, los fondos de las imágenes creadas por una inteligencia artificial son bastante menos nítidos de lo que lo serían en una fotografía real. Esto se puede apreciar en las imágenes de Donald Trump y del Papa que acompañan este reportaje.

En el caso de las imágenes falsas virales del expresidente de Estados Unidos, publicadas hace semanas por el periodista Eliot Higgins, se nota que la IA funciona razonablemente bien a la hora de crear el rostro de Trump, pero tiene más problemas con las caras de los policías que lo persiguen, que, en muchos casos, acaban siendo poco menos que un burruño. Sin embargo, atendiendo a la velocidad a la que se desarrolla la IA, todo esto puede cambiar dentro de poco.

Vídeos 'fake'

El usuario también tiene a su disposición páginas, como AI or Not, en las que se indica si una fotografía ha podido ser creada mediante el uso de inteligencia artificial. No siempre aciertan, aunque pueden ayudar a que el internauta se haga una idea inicial y, a partir de ahí, contrastar la información.

La IA también puede ser empleada para crear vídeos 'deepfake' en los que se altera el rostro y la voz de una persona. El pasado 2022, esta tecnología, la misma que en su momento 'resucitó' a Lola Flores para hacerla protagonista de un anuncio, fue empleada para crear una grabación en la aparecía el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, anunciando su decisión de rendirse ante Rusia.

Para reconocer estos montajes, el usuario debe fijarse, entre otras cosas, en cómo se expresa el protagonista de la grabación. «No suele haber ánimo ni efusividad. Los vídeos suelen ser cortos y puede haber cierta falta de sincronía entre el movimiento de los labios y la voz», apunta McGowan.

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