La nueva generación de Silicon Valley

La primera vez que en el MWC uno se topa con un par de chicos en tejanos y sudaderas se piensa que han hecho novillos y se han colado por la puerta de atrás. Puede ser que hayan faltado a clase, pero no vinieron a curiosear, sino a p resentar su compañía, que está próxima a cotizar en bolsa. El mundo de la tecnología está cambiando y por lo tanto la concurrencia del congreso también. Silicon Valley se renueva.

Como ellos, cientos de jóvenes de todo el mundo aterrizaron en Barcelona esta semana para exponer lo que han estado haciendo por las tardes sin supervisión adulta. Con el paso de los días ya no sorprende ver a chavales que aún no llegan a la mayoría de edad, pero que se codean con inversores, esos sí trajeados, que se pelean por sus ideas.

Dos de estos chicos, con 22 años, acuden al congreso por segunda vez. Quieren seguir captando inversores para el proyecto que han desarrollado prácticamente solos en su habitación en Olesa de Montserrat. Su aplicación ya ha sido traducida a más de 30 idiomas y cuenta con inversores en todo el mundo.

Android, de Google, ha sabido comprender a estos visitantes. En su instalación dentro de la feria ha colocado un tobogán, por el cual los ejecutivos no se aventuran, pero que ha tenido buena acogida entre los jóvenes. Además, para promocionarse, la compañía ha repartido chapas, pegatinas y muñecos coleccionables, que han vuelto locos a los chavales al tratar de conseguirlos todos. A los empresarios de antaño les atrae el cava, las azafatas y los cubatas; a los de ahora, los coleccionables y los smoothies de sabores excéntricos.

Google ha entendido el cambio porque forma parte de una generación intermedia. Esta empresa es justo la transición entre los de antes y los de ahora, pues sus creadores ya rondan por los cuarenta años. Pueden hablarle a los jóvenes, porque hace pocos años ellos también lo fueron. Sin embargo, también pueden hablarle a los adultos, por eso incorporaron como su CEO a Eric Schmidt, de la primera generación, la misma de Steve Jobs, Bill Gates y Steve Ballmer, quien reemplazó a Gates al frente de Microsoft.

Hombres con corbatas y zapatos lustrados llenaron la conferencia de Ballmer en el Mobile World Congress. Sin embargo, como una muestra de que las cosas están cambiando, su participación resultó ser una de las más descepcionantes. Llenar auditorios no es nuevo para Ballmer, hace algunos años, cuando él o Bill Gates se presentaban en alguna universidad o congreso, abarrotaban las butacas. Sin embargo, en ese entonces, sus palabras sorprendían, inspiraban y le ponían los pelos de punta a más de uno.

En su conferencia del lunes en el MWC, el representante más importante de la otrora líder del Silicon Valley acudió a venderle la moto a los asistentes, tratando de convencerlos de las beldades de su próximo lanzamiento, el Windows Phone 7. Se hizo muy claro que hace ya varios años que Microsoft pasó la estafeta a las nuevas generaciones, esas que ahora dan de qué hablar, como A pple, Facebook o Twitter.

Para desgracia de Ballmer, precisamente el CEO de Twitter fue el conferenciante que le siguió en la Fira de Barcelona. Como Google, Dick Costolo supo hablarle a las nuevas generaciones y sorprendió a las que le anteceden con un mensaje claro, innovador y entretenido. Los asistentes así lo hicieron ver, comentando la conferencia en vivo desde sus móviles y ordenadores en diversos blogs.

Y es que también en la cobertura del congreso ha habido cambios. Los periodistas inamovibles de tecnología han sido sustituidos por jóvenes “bloggeros” que visten vaqueros y no tienen una carrera que los avale, aunque sí el conocimiento. Chicos de todos los rincones de Europa, Asia y América, líderes de opinión en su ramo, que viajaron todo pagado para comentar las novedades que se encuentran en Barcelona. ¿Y quiénes los leen? Justamente los otros chavales que andan rondando por ahí, buscando chapas y vendiendo sus ideas.

Lo que olvidan los trajeados es que alguna vez ellos también coleccionaron chucherías. Que alguna vez ellos también tocaron puertas para contarle sus proyectos a ejecutivos que apenas los comprendían. Bill Gates empezó así. La diferencia es que en ese entonces, los jóvenes y sus vaqueros no tenían cabida en los congresos como el MWC.