La «Estrategia de Territorios Inteligentes»: un nuevo paso para la disrupción digital española

Este plan se apoya en cuatro pilares de actuación: facilitar la interoperabilidad en las ciudades inteligentes , crear destinos turísticos inteligentes, creación de comunidades rurales inteligentes y también de servicios públicos 4.0. Lassalle afirmó en Santander, durante los cursos que organiza la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) , que esta estrategia se presentará antes de que termine el año y estará en vigor durante el bienio 2017-2019.

El secretario de Estado destaca que lo primordial es «buscar soluciones tecnológicas que abarquen todo el territorio», sobre todo a los territorios rurales , que considera que «están en peligro de aislamiento territorial y de obsolescencia económica ». Igualmente, el uso del Big Data se antoja fundamental para lograr las pretensiones gubernamentales a la hora de poner al servicio de los ciudadanos sus gustos y necesidades al alcance.

La gestión de las llamadas «smart cities» para atraer al turismo y lograr una convivencia amable es otro de los puntos destacados de este plan. «Poner soluciones inteligentes al turismo es una necesidad obvia», ha puntualizado Lassalle, que cree que se deben poner en marcha «instrumentos para que la experiencia turística sea amable, integradora y provechosa para todos aquellos que conviven en el mismo entorno, y por supuesto para los residentes habituales».

Del mismo modo, con la creación de servicios públicos 4.0 se pretende sustituir las búsquedas informativas por una sola interfaz inteligente y alimentada con Big Data en tiempo real que ofrezca a cada perfil todo lo que requiera. Así, «el usuario podrá recibir filtrada y orientada toda la información pública que le pueda ser necesaria para gestionar su vida cotidiana», ha matizado Lassalle.

Por otro lado, Lassalle cree que la disrupción tecnológica es tarea de todos y que ésta debe ser « ética y social ». Por ello, considera de vital importancia la presencia de humanistas, filósofos y sobre todo juristas en esta revolución digital porque «si no hay regulación normativa, no será posible». Además alerta de que «una distopía digital puede ser el peor de los totalitarismos que jamás podamos conocer».