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Así son los dormitorios de los famosos

Lujo, diseño y personalidad. Las habitaciones de las estrellas de Hollywood hablan de sus inquilinos

09/03/2018
Actualizado 19/03/2018 a las 17:01h.

Jane Fonda. La actriz convivió con el productor musical Richard Perry en esta mansión de Beverly Hills durante ocho años. Se compraron la casa porque tenía «algo especial». En su dormitorio predominaba un estilo minimalista, aunque el mobiliario aportaba alma a la estancia. La moqueta color nude conseguía un ambiente acogedor bajo las líneas de los muebles

Eva Longoria. Duerme frente a la chimenea en un dormitorio con salida al jardín. Los tonos clásicos de la habitación contrastan con los elementos que rodean la cama: alfombra brillante, puff peludo y abundantes mantas y somier plisado

Jennifer López. La polifacética cantante opta por la luz. Su dormitoro es acristalado y potencia la claridad incluyendo elementos blancos y en tonos crudos. La nota original está en el diseño de sus muebles, encargados a grandes firmas

Marilyn Monroe. El astro del cine se dormía observando cuerpos celestes en su ático neoyorkino. El techo abuhardillado es de vidrio y los colores elegidos para la decoración son el blanco y el azul marino. El dormitorio comunica con una gran terraza, idéntica a la del rodaje de «Cómo casarse con un millonario», está en el mismo edificio

Tommy Hilfiger. Destaca por el lujo y el exceso de adorno. El barroco dormitorio del diseñador es una sala de exposiciones en sí misma: la cama con dosel Paul Evans, la mesa de cóctel Willy Rizzo y el sofá de Vladimir Kagan son las piezas más destacadas. También hay un sofá tapizado por Schumacher y una gran alfombra blanca que cubre todo el dormitorio, es de lana de cordero de Mongolia, una creación de Aga John Oriental Rugs. Aunque la perla del dormitorio es la serie completa de fotografías de Marilyn Monroe por Bert Stern que vigila desde la pared

Greta Garbo. Tras un retiro precoz «La mujer que no reía» se exilió en su apartamento, eso sí, dentro de él cuidó hasta el más mínimo detalle. En la casa dominan el color verde y el rosa , los suelos son de madera de roble y las paredes están forradas con seda Fortuny, un lujo que se trajo de la casa donde nació en Estocolmo

Charlie Sheen. Para su espacio más íntimo, el polémico actor opta por el gris. Sobre el suelo de moqueta la decoración es sencilla: Una cama con cabecero acolchado y muebles de aspecto envejedido. Llama la atención la cabeza flotante junto al espejo de los famosos

Gianni Versace. La casa del diseñador se ha convertido en un hotel de lujo, en la imagen, el que fue su dormitorio, rebautizado como: «La Villa». El universo creativo del diseñador se quedó atrapado en los detalles de las enormes suites, todos los elementos hablan de él, y lo hacen en el mismo código con el que el Versace conquistó el mundo de la moda. Su lenguaje entroncaba con la arquitectura (había estudiado diseño arquitectónico) por eso su casa tiene tantos elementos en común con sus prendas: trazos de vanguardia, ecos renacentistas, colores imposibles, nostalgia art decò, figuras de la mitología clásica y excesos barrocos

Serena Williams. La tenista decidió marcarse un «todo al blanco» cuando llegó el momento de decorar su habitación, lo único que desentona: el somier color crema y la chimenea, que en las noches más frías sabrá conseguir de este espacio algo más acogedor. El suelo de madera conservará el calor, mientras que la terraza hará las delicias de las noches de verano

Taylor Swift. La cantante dejó apoderarse de su dormitorio a su más tierna vertiente «naif». Sobre la cama hay un dibujo inspirado en esta corriente y los ornamentos van en sintonía. Eso sí, el dormitorio es un reducto de intimidad donde los inquilinos han de sentirse cómodos, es un rincón de capricho: tienen unas vistas espectaculares, cuarto de baño con una enorme bañera para relajarse y vestidor

Jennifer Lawrence. En el dormitorio de la protagonista de «Los juegos del hambre» el gris juega un papel prioritario. Está por todas partes en notas muy discretas

Bruce Willis. El protagonista de «El sexto sentido» ha tenido que vender su apartamento de Nueva York porque apenas lo pisó en tres años. El dormitorio era un rincón exquisito con suelo de parquet y formas clásicas. El tapizado de la cama, mesillas de noche, lámparas y paredes tenían un color rosa que daba al dormitorio un aire muy romántico

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