Tres encíclicas esenciales de Benedicto XVI, y una preparada para Francisco
Escribió mucho menos que Juan Pablo II pero se centró en lo esencial de la fe. La extraordinaria «Opera Omnia» de Joseph Ratzinguer, antes y después de Papa, supera los seiscientos escritos publicados en al menos 25 paises, una amplitud alcanzada por muy pocos autores en el campo del pensamiento.
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Iniciar sesiónBenedicto XVI decidió limitarse a tres encíclicas esenciales, y escribió una cuarta, la 'Lumen Fidei', que no llego a firmar. La famosa encíclica «a cuatro manos», un hecho sin precedentes, no fue un plagio ni un robo, pues el Papa Francisco reconoció en el texto ... que el trabajo había sido hecho por su predecesor, e incluso le propuso una «firma conjunta».
En octubre de 2005, después de seis meses de pontificado, Benedicto XVI anunció que no escribiría al ritmo de Juan Pablo II pues sus encíclicas y sus abundantes cartas pastorales «suponen un patrimonio riquísimo que todavía no ha sido suficientemente asimilado por la Iglesia».
Fiel a su propósito, Benedicto XVI escribió mucho menos, pero se centró en los elementos esenciales de la fe, con una actitud humilde, casi minimalista. Su magisterio se articula en torno a tres encíclicas, 'Dios es amor' (2006), 'Salvados en la esperanza' (2007) y 'Caridad en la verdad' (2009), y a cuatro exhortaciones apostólicas postsinodales y varias cartas.
Muchos «expertos» pronosticaban que su primera encíclica sería una lección severa sobre la liturgia o sobre la doctrina. Benedicto XVI sorprendió al mundo en 2006 con 'Dios es amor', un texto que presentaba la esencia divina como amor a «un mundo en que a veces se relaciona el nombre de Dios con la venganza o incluso son la obligación del odio y la violencia».
Benedicto XVI exploraba allí los conceptos de «eros» como «atracción», deseo de autocompletarse, y la línea ascendiente hacia la «donación», el deseo de la felicidad del otro: en primer lugar, la familia y después el prójimo, extendiendo el concepto de «ágape» a todo miembro de la única familia humana. El Papa emérito recordaba que, en el juicio final, el único decisivo, la materia de examen será el amor, tanto en el aspecto afectivo como en el práctico: alimentar a los hambrientos, dar de beber a los sedientos, consolar al triste, ayudar al inmigrante…
SUS CUATRO ENCÍCLICAS
Enero de 2006
Deus Caritas Est
Dedicó su primera encíclica a desarrollar el concepto del amor en todas sus dimensiones. En 50 páginas, el papa también explica como la caridad es «la expresión ncesaria del acto ma´s profundo de amor personal con el que Dios nos ha creado, suscitnado en nuestro corazón la inclinación a amar».
Noviembre de 2007
Spe Salvi
Tras pasar revista al fracaso histórico de las ideologías que pusieron esperanzas desmedidas en el progreso científico (Bacon), la economía (Marx) o la política (Lenin) el Papa concluye que la «verdadera gran espweranza del hombre solo puede ser Dios, el Dios que sigue amando hasta el extremo».
Julio de 2009
Caritas in Veritate
La primera encíclica social levantó gran expectación ante una crisis finaciera mundial que sacó a la tremenda falta de fundamentos éticos en el sistema económico. En el escrito, retoma los temas sociales de la 'Populorum professio»,de Pablo VI e intenta profundizar en algunos aspectos del desarrollo a la luz de la caridad en la verdad..
Julio de 2013
Lumen Fidei
La famosa encíclica a «cuatro manos» que comenzó Benedicto XVI y culminó el Papa Francisco discurre simultáneamente entre el Cielo y la Tierra, pues si bien reflexiona sobre esa confianza total en Dios Padre, cada una de sus 90 páginas trasluce la pasión de Jesus por ayudar a las personas necesitadas. Es un escrito conciliador ya que aborda la fe como un regalo de Dios.
La segunda encíclica exploraba una característica esencial del cristianismo. En 'Salvados en la esperanza' (2007) suscitaba un deseo de eternidad, que «no es un continuo sucederse de días del calendario sino el momento gratísimo de sumergirse en el océano del amor infinito» cuando el alma vuelve a su Creador. Ese encuentro con Dios, plenitud de la bondad, será «sumergirse en la inmensidad del ser, a la vez que estamos desbordados simplemente por la alegría».
Aquella segunda carta «encíclica» -un nombre que significa «circular» pues se dirige a todas las comunidades cristianas- sorprendía por la variedad de autores citados, desde Francis Bacon a Martín Lutero, Marx, Lenin o Dostoievski. El Papa ponía como ejemplos a una esclava sudanesa del siglo XIX, Josefina Bakhita, canonizada por Juan Pablo II, y a un héroe del siglo XX, el cardenal François Xavier Nguyen Van Thuán, quien aceptó el nombramiento de obispo de Saigón cuando la ciudad estaba a punto de caer en manos del Viet Cong, y pasaría en la cárcel trece años, nueve en régimen de aislamiento.
La tercera encíclica de Benedicto XVI sufrió un retraso debido a la necesidad de valorar la crisis económica desatada en el 2008 por el estallido de la burbuja inmobiliaria y las «hipotecas basura» en Estados Unidos. En 'Caridad en la verdad' (2009) indicó al mundo que «la fuerza más poderosa al servicio del desarrollo es un humanismo cristiano». Como era de esperar, sus críticas al enriquecimiento a través de la especulación en los mercados y su propuesta de una «autoridad política mundial» que ayude a gestionar la globalización desataron el fuego graneado de los conservadores americanos, adoradores del capitalismo financiero especulativo como una especie de divinidad.
Para colmo, Benedicto XVI invitaba a practicar «la economía del don» de cara a favorecer el desarrollo de las personas y de los pueblos, y eso resulta intolerable para 'think tanks' que predican el libre mercado y el beneficio como si fueran las Tablas de la Ley.
Aunque sus textos desbordan ideas, Benedicto XVI no ha sido un ideólogo sino un catequista, un divulgador del Evangelio. Su personalidad era la de profesor, y su pontificado fue un magisterio centrado en Jesucristo. Sus tres encíclicas fueron textos fundamentalmente teológicos.
Su estilo literario
Sus textos desbordan ideas, Pero No fue un ideólogo si no un catequista. Como buen profesor, lanzó mensajes profundos con lenguaje sencillo
Desde que era profesor universitario, aprendió a presentar mensajes muy profundos con un lenguaje muy sencillo. Evitaba los tecnicismos y los razonamientos complicados. Escribía frases tras horas de reflexión, y el resultado eran textos breves, directos, inequívocos, inteligibles para personas sin estudios de Teología, pero con interés por el ser humano y el mensaje de Jesús.
A diferencia de su predecesor, se dirigió en primer lugar a la Iglesia católica, y sólo secundariamente al mundo. Por eso fue muy parco en intervenciones políticas e incluso en gestos, al precio de ser mucho menos escuchado. Su prioridad fue restablecer la claridad de ideas y la primacía de la fe dentro de la Iglesia. Y lo hizo como lo que era, como un maestro.
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