El Papa regaña a un adicto a los videojuegos en un podcast publicado por el Vaticano

El audio de poco menos de 30 minutos, titulado «popecast», está teniendo cierto éxito en Italia, pues es el idioma que usan sus protagonistas, también porque el tono de los protagonistas huye de las polémicas.

Edward, de Rumanía, y Valerij, de Rusia, le hablan desde un centro de detención de menores. Le cuentan que han crecido entre gestos de desprecio por vestir con ropa usada e insultos por no hablar bien italiano. A Valerij, además, lo abandonaron sus padres en un orfanato. Como resultado, están en la cárcel por actos de violencia, atracos y venta de droga; pero aseguran que ya han dejado atrás su pasado.

«Muchas veces la sociedad es cruel porque un error nos califica para toda la vida», reconoce el Papa. «La vida no se ahoga en los errores. Nuestros errores muchas veces nos hacen reflexionar para seguir adelante», ha añadido.

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«Me sentía culpable. Cuando fui consciente de que era una persona trans, hubiera preferido no tener fe. Me sentía estrujado por la dicotomía entre la fe y la identidad transgénero, brazos de un mismo cuerpo, ¡el mío! ¿Qué pasaba con ese cuerpo maravilloso y perfecto que es obra de Dios?», explica Giona. Asegura que «cultivar esa fe me ayudó a aceptarme en mi cuerpo discapacitado, atípico, a no sentirme nunca solo en las dificultades, porque era consciente de que Dios, que me conocía antes de existir, nunca me confiaría una cruz demasiado pesada».

El Papa le explica que Dios no hace excepciones, que «el Señor no siente disgusto con ninguno, no le dan asco nuestras situaciones, nos ama tal como somos, nos acaricia. No te rindas, adelante». «El Señor camina siempre con nosotros, siempre, se acerca para ayudarnos incluso en el caso de que seamos pecadores», le dice.

El Papa es más duro con Giuseppe, de 20 años, quien ha abandonado la universidad para dedicarse a los videojuegos y a las relaciones virtuales «con personas de todo el mundo». «Diseño contenidos, leo, juego. No hago daño a nadie, ni me lo hacen a mí», se defiende.

Francisco le avisa de que, si sigue así, «con el tiempo, acabas aburriéndote de ti mismo». Luego, añade con tono serio: «tienes miedo de que te hagan daño, pero te lo estás haciendo tú, porque mantienes un contacto aséptico con la vida, como comer cosas sin sabor. Así la vida es sin poesía. Mira al horizonte y camina hacia adelante».

También se escucha la voz de Ariadna, quien por problemas psiquiátricos no puede trabajar y le confía que intenta pasar la mayor parte del tiempo dormida para no sufrir y que se ha planteado el suicidio. Además de sugerirle que acoja los cuidados médicos necesarios, el Papa le propone «mirar siempre hacia adelante». «No pierdas el horizonte. Y el horizonte es Dios. No te metas en los laberintos de la conciencia que al final no nos salvan», le aconseja.

Valeria, profesora de religión, le confía genéricamente las críticas de los jóvenes a la Iglesia. Dice que solicitan transparencia, un lenguaje actual, una actitud cercana. «Piden que la Iglesia se ponga en marcha», recoge el guante el Papa. «Efectivamente, la Iglesia es Iglesia cuando está en movimiento, si no, es una secta religiosa encerrada en sí misma. A veces aquí dentro hay luchas de pequeños grupos, unos contra otros. Cuando una diferencia se convierte en partido, esto mata la unidad, cuando la grandeza de la Iglesia es que no hay uniformidad», añade.

El Papa continuará este encuentro en modo directo durante la Jornada Mundial de la Juventud, prevista en Lisboa del 1 al 6 de agosto. Francisco llegará a Portugal el 2 de agosto y tiene previsto mantener cuatro grandes encuentros y ceremonias con jóvenes de todo el mundo. «Vale la pena ir a la JMJ. ¡Vale la pena arriesgarse! Quien no se arriesgue, que no vaya. Merece la pena ir, y a la vuelta hablamos», se despide.

Este es el segundo podcast papal que lanza el Vaticano. El primero lo publicó en marzo, en el décimo aniversario de su elección.