Enterrar a Benedicto XVI
«Según informaciones de primera mano, su vida se extingue lentamente, como una llama preciosa que se debilita. Solo Dios sabe cuándo le llamará a su presencia.»
Madrid
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Iniciar sesiónOcurrió en estos días pasados. Un supuesto periodista, Tommasso Debenetti, más conocido como «el asesino en serie de Twitter» por publicar noticias falsas de fallecimientos de personas famosas, utilizó una cuenta fake del presidente de la Conferencia Episcopal Alemana para anunciar la muerte de ... Benedicto XVI. Dicen que con esta fantochada pretende demostrar el efecto perverso de esa red y cómo los medios publican noticias sin verificar. Convendría que no jugara con el veneno para contrastar su letalidad. Casi simultáneamente, se hacía público el extracto de una entrevista del canal ViX de Televisa al Papa Francisco, en la que el Pontífice señalaba que el «gran ejemplo dado por Benedicto XVI» lo ayudará a «tomar una decisión» –sobre su renuncia- si fuera necesario. Habló de su «gran simpatía» por el Papa emérito, «un hombre que está sosteniendo a la Iglesia con su bondad y su retiro» de oración.
Benedicto XVI se ha convertido en uno de los protagonistas eclesiales de la semana. Según informaciones de primera mano, su vida se extingue lentamente, como una llama preciosa que se debilita. Solo Dios sabe cuándo le llamará a su presencia. Si hay un personaje en la historia que puede ayudarnos a entender quién es Josep Ratzinger probablemente haya que recurrir a san Agustín.
Hay muchas, como vemos, varias formas de enterrar a Benedicto XVI, con no pocos interesados en ese rito macabro. Entierran, simbólicamente, a Benedicto XVI quienes se fijan solo en una parte de su vida, o en un aspecto de su pensamiento, y no parten de una mirada de conjunto de su sistema teológico. Entierran a Benedicto XVI quienes consideran que leerle, citarle, estudiarle, es una forma de minusvalorar la personalidad y el pontificado del Papa Francisco. Entierran a Benedicto XVI, también, quienes se quedaron en él y tienen cegada su vista al presente del Papa Francisco. Entierran a Benedicto XVI quienes aprovechan este pontificado para sus cuitas y cuentas pendientes en la Iglesia. Entierran, al fin y al cabo, a Benedicto XVI quienes no asumen que «su espíritu se presentará de generación en generación cada vez más grande y poderoso».
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