Convertir a Dios en 'trending topic'

Coincido con Zubiri en pensar que la cuestión de Dios afecta a la raíz misma de la existencia humana. Y, como dijeron los autores en el acto de presentación del libro a los medios, la cuestión de Dios no es sólo racional, también es pasional.

Cuando asistía a ese acto pensaba en cuál sería el lugar o ámbito idóneo, en este momento cultural, para plantear la pregunta por Dios. El camino más habitual para que surja la inquietud por el misterio de Dios ha sido el cosmológico, el referido a la naturaleza. La humanidad, a lo largo de la historia, se ha sorprendido al contemplar la naturaleza y se ha hecho la pregunta por el sentido de la creación. Por qué existe el ser y no la nada, sería un eco.

Sin embargo, en un mundo de mentalidad cientificista, positivista, parece que Dios se ha vuelto inobservable en ese espacio, entre otras razones por el hecho de que se ha despojado a la naturaleza de la posibilidad de remitirse a algo más allá de sí misma. Da la impresión de que se ha perdido la capacidad de apelación que tenía el nexo entre la naturaleza y lo divino.

Por lo tanto, en vez de la cosmología, hay que recurrir a la antropología. Eso significa que Dios aparece en el horizonte relacionado con la persona, con el juego de la libertad, siempre y cuando Dios no se entienda como un antagonista, ni un limitador de la libertad, sino como una vivencia de la absoluta novedad que interpela.

Aparece, por tanto, como relación en lo esencial de la existencia, el amor. Convendría dejar a la ciencia ser ciencia y a Dios ser Dios.