Un huracán histórico toca tierra en Florida: «Es el océano metiéndose en tu salón»

Con cientos de miles de personas evacuadas, Estados Unidos contiene la respiración por los efectos de Milton. «No se puede sobrevivir a esto»

Directo | La última hora sobre la llegada a Florida del huracán Milton

Galería | La última hora del huracán, en imágenes

La génesis, la trayectoria y los daños que causará el huracán Milton, en gráficos

Conductores huyen de sus casas ante la llegada de Milton en Florida REUTERS

Javier Ansorena

Corresponsal en Nueva York

La cuestión no es si Milton provocará una catástrofe en Florida, sino quién se llevará la peor parte. Este monstruoso huracán acaba de tocar tierra a las ocho y media de la noche del miércoles (dos y media de la mañana del jueves en España) ... en la costa oeste de Florida. Ha entrado por Siesta Key, una isla barrera al sur de la ciudad de Sarasota.

Es el primer huracán en más de un siglo que penetra en Florida por la región de Tampa, la tercera mayor ciudad del estado. El último fue en 1921. En los últimos años, Tampa y los suburbios distribuidos alrededor de su bahía han crecido con fuerza. En muchos casos, en zonas bajas, vulnerables a inundaciones y crecidas del nivel del mar. Si Milton tiene mucha impacto en esas zonas, la catástrofe puede ser monumental.

Este miércoles avanzaba hacia la costa con vientos sostenidos de más de 200 kilómetros por hora, un huracán de categoría 4 -la segunda de mayor fuerza- y con una senda pronosticada por la que atravesaría toda la península de Florida hasta alcanzar la costa del Atlántico. Por el medio, además de Tampa, otras ciudades con mucha población, como Orlando y las localidades costeras del este. En las últimas proyecciones, el camino del huracán apuntaba hacia localidades algo más al sur de Tampa, como Sarasota, pero el lugar exacto del desembarco en tierra era imposible de predecir.

«La ansiedad está disparada», explica a este periódico Jon Cooley, que vive en Gulfport, en la bahía de Tampa. Cooley pensó huir de la región, pero le preocupan los atascos, con cientos de miles de personas saliendo de allí, y que se acabara la gasolina (el 30% de las gasolineras de Florida y el 60% de las de Tampa se habían quedado ayer ya sin combustible). Decidió capear el huracán desde su casa, con la compañía de sus perros. Su vivienda está a casi dos kilómetros de la costa y no se encuentra entre las designadas como evacuación obligada. Pero sabía que se enfrentaba a una noche dura, a cortes de electricidad y agua seguros y a convivir con destrozos durante días.

«Primero Helene y ahora esto», decía sobre el huracán que también afectó a la región hace pocos días. El ojo de aquella tormenta -que provocó destrucción generalizada y cientos de muertos en otros estados, sobre todo Carolina del Norte y Georgia- pasó a más de cien kilómetros de aquí, pero trajo un aumento del nivel del mar que arrasó barrios enteros cercanos a la costa. «Lo peor es la espera, la incertidumbre, la calma antes de la tormenta» confesaba.

La orden de evacuación de las autoridades afectó a millones de personas. Entre ellos, Scott, un vecino de St. Petersburg que ayer ya estaba en Brooksville, una hora al norte de Tampa, refugiado con amigos.

Preparativos para la devastación Residentes de Orlando (Florida) hacen acopio de sacos terreros (arriba). En Fort Myers se dejan notar los efectos de un tornado y un hombre protege un inmueble con planchas de madera Afp

«Salimos con el coche a las cinco de la mañana y evitamos los atascos», explicaba por teléfono a ABC. No temía por la destrucción de su casa, que se asienta sobre una plataforma de dos metros y medio. Pero una vivienda vacacional que tienen alquilada más cerca de la costa se la llevó Helene por delante, como al resto del vecindario. Una situación que podría repetirse y ampliarse ahora. Las autoridades advertían de un aumento del nivel del mar de entre dos metros y medio y cuatro metros y medio.

Buscar refugio

«No se puede sobrevivir a esto», advertía a los vecinos Cathie Perkins, la directora de emergencias del condado de Pinellas, en el que están St. Petersburg y localidades turísticas como Clearwater. «Esto es el océano entrando en tu salón. Es una crecida rápida de agua con mucha presión, no penséis que lo vais a soportar».

Las autoridades han exigido durante días a los vecinos en zonas de evacuación que lo hicieran sin esperar. Este miércoles, cuando el huracán se acercaba hacia la costa, en medio de la aparición de tornados potentes que suelen acompañar a estos fenómenos, la indicación es que no trataran de abandonar la región: que se trasladaran a alguno de los 150 refugios abiertos por las autoridades, con capacidad para unas 200.000 personas, o que buscaran refugio en edificios seguros de su entorno. «Aunque hay esperanza de que el huracán se debilite un poco antes de que toque tierra, estamos seguros de que va a asestar un golpe tremendo y provocar un daño enorme», aseguraba el gobernador del estado, el republicano Ron DeSantis.

Desinformación

Desde Washington, tanto el presidente de EE.UU., Joe Biden, como la vicepresidente y candidata a sucederle, Kamala Harris, condenaban la desinformación que ha campeado en redes sociales sobre la respuesta federal a los huracanes. Por ejemplo, cuentas de la red social X, liderada por Elon Musk, que aseguraban que el personal de emergencia que da asistencia a los afectados buscan quedarse con las propiedades destruidas por el huracán. O que los demócratas controlan la meteorología para que los fenómenos naturales impacten en territorios republicanos. «Es más que ridículo», protestaba Biden. Tiene que parar. En momentos como estos, no hay estados demócratas o republicanos».

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