Corea del Norte declara la «victoria» contra la pandemia

La hermana y mano derecha de Kim Jong-un culpabiliza a Corea del Sur por el rebrote y revela que el propio dictador se habría infectado

Kim Jong-un saluda a un funcionario de salud en el acto de celebración por la victoria contra el Covid EP

Jaime Santirso

Corresponsal en Pekín

Si hay victoria norcoreana que el mundo puede celebrar es aquella que tiene como derrotado al virus. El régimen ha proclamado hoy el fin de las restricciones, después de que el Covid encontrara un resquicio en su aislamiento total y amenazara con ... causar el desastre entre una población sin vacunar.

Kim Jong-un ha protagonizado un acto con científicos y sanitarios del país, sin una mascarilla a la vista, para festejar «la victoria en la campaña antiepidémica de máxima emergencia» con el propósito de «exterminar el nuevo coronavirus que se había abierto camino en nuestro territorio». El dictador, sin embargo, ha llamado a mantener la cautela e «intensificar el trabajo (...) hasta el final de la crisis sanitaria global», de acuerdo a declaraciones emitidas por la agencia oficial de noticias KCNA.

En cuanto la pandemia comenzó a expandirse por el mundo a principios de 2020, Corea del Norte cortó todo contacto con el exterior. Por este motivo mantuvo no haber detectado ni un solo contagio hasta mayo de este año, cuando la variante Ómicron alcanzó el territorio. El régimen activó entonces la alerta máxima y decretó el confinamiento obligatorio de toda la población, aunque continuó rechazando las vacunas ofrecidas en reiteradas ocasiones por la comunidad internacional.

Ante la escasez de medios, las autoridades no han reportado infecciones sino «fiebres», de las que no constan nuevos casos desde el pasado 29 de julio. A lo largo de los últimos tres meses, estas han llegado a afectar a casi cinco millones de personas, uno de cada cinco ciudadanos.

Entre ellos podría contarse el propio líder, según se desprende de las declaraciones realizadas por su hermana menor y mano derecha, Kim Yo-jong. «Aunque él estaba seriamente enfermo con altas fiebres, no podía tumbarse ni por un momento, pensando en la gente de la que tenía que cuidar hasta el final de la guerra antiepidémica», ha afirmado.

Kim, que ostenta el cargo de subdirectora del Comité Central del Partido de los Trabajadores, ha culpabilizado a Corea del Sur de este rebrote. Su origen estaría, en palabras de la mandataria, en los globos que cruzan la frontera desde el sur; los cuales contienen panfletos, comida, medicinas, dinero y otros objetos. «No podemos seguir ignorando la ininterrumpida llegada de basura procedente de Corea del Sur», ha señalado, «nuestra respuesta debe ser una represalia total». El ministerio de Unificación surcoreano ha lamentado estas amenazas, según ha recogido la agencia estatal Yonhap.

Retomar su peculiar normalidad permitirá a Corea del Norte reiniciar el tráfico comercial, algo esencial en un país cuya carestía recurrente se ha visto agravada por las restricciones. También podría retomar su programa nuclear, llevando a cabo el séptimo simulacro de su historia y el primero en un lustro, posibilidad de la que Estados Unidos alerta desde hace meses. A lo largo de este año el régimen ha realizado ensayos de misiles balísticos con una frecuencia inusitada, al menos quince lanzamientos; una práctica ante la que el mundo no está en su esquina, sino enfrente.

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