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Chiclayo amaneció para ver la entronización de su querido exobispo Robert Prevost

Centenares de locales desafiaron el frío y ocuparon el parque principal para seguir la misa de inicio del pontificado de León XIV

León XIV condena «el miedo a lo diferente» y «un paradigma económico que explota los recursos de la tierra y margina a los más pobres»

Centenares de locales siguieron la misa de inicio del pontificado de León XIV Harry Gordillo Ayasta

Harry Gordillo Ayasta

Chiclayo

Chiclayo y el Perú entero rememoraron, la noche del sábado y parte de las primeras horas de ayer, aquellas madrugadas históricas madrugadas de 1988 en las que despertaban para ver jugar a la selección olímpica de vóley que consiguió la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Seúl.

Aunque el acontecimiento no era un juego, sino la misa de entronización que daba inicio al papado de León XIV, otrora obispo de la Diócesis de Chiclayo, Robert Francis Prevost Martínez.

Ataviados con frazadas, abrigos, guantes y chullos, los chiclayanos llegaron hasta el atrio de la iglesia Santa María Catedral para espectar una serenata en honor al Romano Pontífice, luego fueron parte de una vigilia y, finalmente, gozar de la misa presidida por su querido padre Roberto a través de pantallas gigantes instaladas en el corazón de la 'Capital de la Amistad'.

«¡Qué lindo se ve el monseñor! Qué Dios lo bendiga siempre para que lleve bien nuestra iglesia tal como lo hizo en Chiclayo ¡Qué Jesús Nazareno Cautivo, la Cruz de Motupe y el Niño de Milagro lo bendigan!», eran algunas de las expresiones de los chiclayanos al ver por primera vez a León XIV con atuendos papales.

Entre lágrimas, gritos de emoción y mucha devoción, sosteniendo globos, fotografías y pancartas del religioso, siguieron cada detalle de la transmisión desde el Vaticano para ver cómo Prevost recibía el palio y el anillo del pescador que lo convertía en el papa 267 de la Iglesia Católica, aunque los cambiaron por pifias y comentarios negativos al ver la presencia de la presidenta Dina Boluarte.

«No sabemos qué hace allá cuando hay muchas cosas que atender en el país como la inseguridad ciudadana que nos está matando. Que se ponga a trabajar en lugar de estar viajando», fueron las coincidentes opiniones de los lugareños.

En estas actividades participaron diversas autoridades, entre ellas, la alcaldesa de Chiclayo, Janet Cubas Carranza, quien se reiteró que su negativa a aceptar la invitación para viajar a Roma se debe exclusivamente a que hay labores por atender en su ciudad.

«El compromiso de dejar la casa ordenada ante una eventual llegada del Santo Padre es prioridad para nosotros. Esperamos que su pontificado llene de bendiciones no solo a Chiclayo, sino a todo el Perú y el mundo. Confiamos en ello pues su labor en estas tierras así lo han demostrado», comentó Cubas.

Tras la misa, los chiclayanos se retiraron a sus casas llenos de fe y orgullo de ver a uno de los suyos como cabeza de la Iglesia Católica. «Hoy domingo, nos toca celebrar comiendo el tradicional desayuno como es el buen frito chiclayano que tanto le gustaba al Papa y que debe estar extrañando», comentaron otros asistentes a la misa.

Hoy inicia la era León XIV, el Papa que ya tiene cumbia, marinera, ruta gastronómica y turística y al que esperan con ansias para recibir su bendición. La bendición de su querido Robert Prevost.

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