El Papa y el cardenal de Hong Kong centran el Sínodo sobre la Nueva Evangelización
La doctrina, unidad y servicio a los demás de los primeros cristianos centran parte de la primera sesión
juan vicente boo
«La esencia de la evangelización es una fe encendida que se transforma en fuego de amor, de caridad», según afirmó Benedicto XVI en una meditación espontánea , sin papeles ni apuntes, realizada como oración personal en voz alta durante la primera veintena de ... minutos del Sínodo de Obispos sobre la Nueva Evangelización que continuará sus debates en Roma durante tres semanas.
La reflexión espiritual del Papa impresionó profundamente a los 262 padres sinodales por la envergadura y la crudeza de las preguntas que formuló en nombre del ciudadano de hoy: “Detrás del silencio del universo, detrás de las nubes de la historia, ¿hay un Dios o no lo hay? Y si lo hay, ¿este Dios nos conoce, se ocupa de nosotros?”.
La primera intervención, a cargo del cardenal de Hong Kong, ayudó a esbozar desde el primer día las respuestas que llegarán al cabo de tres semanas. En su sabiduría oriental, el cardenal John Tong Hon apuntó al ejemplo de entusiasmo y de eficacia de la Iglesia primitiva, cuya vida se caracterizaba por tres palabras griegas: «didaché», «koinonía» y «diakonía». Efectivamente, los primeros cristianos se distinguían por su doctrina , por su unidad (con Dios y entre ellos) y por su servicio a los demás. Y así cambiaron el mundo, un mundo mucho más inhumano y brutal que el de nuestros días.
En busca de soluciones
Acto seguido, el cardenal de Washington, Douglas Wuerl, presentó su extenso informe destinado a orientar los debates hacia la búsqueda de soluciones en lugar del análisis obsesivo de la crisis religiosa de nuestros días , diagnosticada de sobra en sínodos anteriores.
El cardenal americano invitó a mantener el espíritu de los misioneros. Así como los de épocas pasadas tenían que recorrer «inmensas distancias geográficas», los de hoy tienen que salvar, con el mismo heroísmo, «distancias ideológicas igual de inmensas» respecto a los vecinos de al lado.
Según Wuerl, «la Nueva Evangelización no es un programa sino un modo de pensar, de ver y de actuar. Es una lente que permite ver las oportunidades de proclamar de nuevo el Evangelio», ofreciendo sobre todo «nuestra experiencia personal de haber encontrado el amor de Jesús». Se trata, en definitiva, de «comunicar nuestra alegría de ser plenamente amados por Dios y, por lo tanto, capaces de amar».
Los nuevos evangelizadores deben caracterizarse por cuatro rasgos: valentía, unión a la Iglesia, sentido de urgencia y alegría. En ese cuadro sobran las recriminaciones amargas. Según el cardenal americano, «el nuestro es un mensaje de gran alegría. La alegría tiene que ser la característica del evangelizador».
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