La recuperación del atún rojo reabre la pugna por la especie

Ante esta nueva situación, el comité científico propone que se haga una subida gradual de la cuota de captura autorizada para el atún rojo del Atlántico Este y el Mediterráneo ( Thunnus Thynnus ) hasta alcanzar las 36.000 toneladas en 2020 y pasar del actual plan de recuperación a uno de gestión. Una propuesta que ahora se llevará al plenario de ICCAT, que se reúne en Marrakech (Marruecos) hasta el próximo día 22. «Gracias al esfuerzo hecho por el sector pesquero, ya no hay nada que recuperar», explica a ABC Juan Serrano, director general de Balfegó, empresa dedicada a la pesca, acuicultura y comercialización del atún rojo.

No es usual que conservacionistas, gestores de pesca e industria estén de acuerdo en el diagnóstico de una especie, y menos aun cuando se trata de una especie de interés comercial tan importante, y también controvertida, como el atún rojo. Pero esto ha venido ocurriendo en estos últimos años, y el responsable ha sido el plan de recuperación que se puso en marcha en 2007 , que fue reduciendo paulatinamente la cuota de captura anual –de 32.000 toneladas ese año a 12.900 en 2012 para luego ir subiendo progresivamente hasta las 23.155 de 2017-.

Además, ese plan contemplaba otras medidas adicionales como fijar cuotas individuales por barco y no por país, establecer una talla mínima de 30 kilos (estaba en diez) , limitar a un mes el periodo de captura al cerco en el Mediterráneo o la obligación no solo de que un inspector vaya en cada buque, sino que también se requiere su presencia en las granjas de engorde en el momento de sacrificarlos, por ejemplo.

Sin embargo, ese consenso parece haber saltado por los aires. Mientras la industria celebra ese posible aumento de la cuota de pesca, las organizaciones conservacionistas temen que el atún rojo pueda morir de éxito. «Es más difícil repartir la abundancia que la escasez, no hay que volverse locos» , explica Raúl García, responsable de Pesca de WWF España, organización que propone llegar a una cuota máxima de 28.000 en 2020 por considerar que aún quedan incertidumbres sobre la situación del stock y porque un aumento de la cuota «dificulta el control y hay un riesgo clarísimo de que se vuelva a disparar la pesca ilegal ».

Javier Garat, secretario general de Confederación Española de Pesca (Cepesca), defiende «un primer aumento a 30.000 toneladas» y que se pase «de un plan de recuperación a un plan de gestión debido al incremento evidente del stock». Una postura que coincide con la expresada por el Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, si bien la posición oficial de la UE para esta reunión del ICCAT aún no está tomada, pues hay muchos intereses en juego. España es el país europeo con más cuota de atún rojo (4.250 toneladas dentro del total de 23.655 en 2017).

«La mayoría de los países europeos están de acuerdo en el aumento de la cuota, la discusión estaría en qué es gradual», dice Juanjo Navarro, director general adjunto de Balfegó. Pero «hay que poner todos los números en la balanza –apunta García desde WWF-, porque con más barcos en el Mediterráneo se duplica el coste del programa de control europeo sobre esta pesquería», por ejemplo. No obstante, desde el sector se comprometen a mantener las medidas clave que han llevado a la recuperación , esto es, control de talla mínima y control severo de las flotas.

Lo cierto es que dentro del ICCAT el peso de la UE es del 55%, pero no está claro si será capaz de defender este aumento en las capturas. «Hay países que por razones comerciales van a ir en contra», apunta Juan Serrano. Las pesquerías afectadas por esta subida de la cuota de captura del atún rojo del Atlántico este y el Mediterráneo son las del Pacífico, Índico y Atlántico oeste –donde pescan Japón, Australia y Estados Unidos -, todas ellas con stocks deprimidos y sometidos ahora a planes de recuperación.

«Nosotros ya hemos hecho nuestros sacrificios , no pueden pretender que no aumentemos las capturas cuando nuestro stock se ha recuperado», insiste Serrano. «Por eso pedimos a la Comisión Europea que lidere el tema de las cuotas y que sea coherente con los esfuerzos que se han exigido al sector, si no estará defendiendo a los intereses y las empresas de Estados Unidos y Japón», dice tajante Serrano.

Además, desde el sector consideran que una subida de la cuota permitiría volver a meter en el saco a Turquía, que está capturando 600.000 o 700.000 kilos de atún al margen de ICCAT -atún que acaba entrando en los mercados europeos de forma ilegal y perjudicando a las empresas europeas- y contentar a países que, como en el caso de Argelia, llevan tiempo reclamando más cuota.

La pregunta clave para el consumidor es si una mayor oferta de atún en el mercado puede llevar asociada una bajada de precios. Desde Balfegó no lo descartan, aunque reconocen que cada vez hay más demanda y nuevos mercados , y recuerdan que cuando se bajaron las capturas por el plan de recuperación no aumentó el precio, pues entraron otros atunes en el mercado (patudo, de aleta amarilla, etc.), al tiempo que Japón empezó a producir en granjas. «Entre finales de los 90 y cuando se pone en marcha el plan de recuperación, en 2007, se pescaban entre 50.000 y 60.000 toneladas y no hubo un desplome. Por tanto, creemos que no va a haber ningún colapso en el mercado».

Sin temor a morir de éxito Serrano recuerda que «hace unos años muchos dijeron que el último atún rojo nos lo comeríamos en 2011, si seguimos con las medidas del plan de recuperación habrá atún rojo por los siglos de los siglos ».