Portugal evacúa a población vulnerable de las Azores por temor a una erupción inminente

San Jorge, de 53 kilómetros de largo y escasos ocho de anchura, es un enclave de origen volcánico (como los otros ocho territorios del archipiélago portugués) atravesado por una cordillera montañosa cual espina dorsal.

Este fin de semana se activa la alerta por fuertes lluvias en los dos únicos municipios de la zona: las localidades de Velas y Calheta, lo cual puede derivar en desmoronamientos de tierras o de piedras.

Los acantilados de la isla, situada a 1.700 kilómetros de Lisboa , ofrecen un aspecto desafiante y la sensación de lejanía invade a cualquiera de sus 8.400 habitantes o a los pocos turistas que se acercan atraídos por las fajas, restos de antiguas coladas de lava.

No existen vuelos directos al continente y todos los aviones que salen desde Lisboa han de hacer escala en Ponta Delgada, la principal ciudad de las Azores y capital de la isla de San Miguel.

El Gobierno regional de José Manuel Bolieiro ha activado un plan de evacuación que ya ha comenzado con el refuerzo de la flota de aviones para que se marche de la isla quien así lo prefiera. La huida a toda prisa es un hecho .

El presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, ha mostrado su preocupación al respecto y se ha puesto en contacto con el propio Bolieiro, que durmió en San Jorge para conocer los efectos reales de las sacudidas que aterrorizan a la gente. Sus palabras llaman a la calma, pero reconoce que la empresa de transporte marítimo Atlántico Line está saturada con las reservas, incluidas las que adjuntan un automóvil y encontrar una plaza de avión se ha convertido en una misión imposible.

El geólogo Rui da Silva resume la justificada preocupación: «Hace unos días, las mediciones no apuntaban tan alto. Pero ahora los riesgos se han incrementado, como indican los análisis técnicos». En San Jorge se seguía con gran atención el día a día que llegaba desde Canarias cuando se produjo la erupción en La Palma… pero hoy tienen el pánico instalado en el cuerpo ante lo que puede suceder.

La ansiedad sobrevuela la isla y las autoridades han pedido primero a quienes tienen una vulnerabilidad especial que vayan abandonando sus dominios en medio del océano Atlántico.

Si la alerta de evacuación tiene que darse en la práctica, entonces el aviso sería transmitido a través de la radio local, de las redes sociales y de las iglesias.

Transcurren las horas y la actividad sísmica sigue «muy por encima de lo normal», de acuerdo con las mediciones del Instituto Portugués del Mar y de la Atmósfera (IPMA), que colabora estrechamente con Civisa.

En el archipiélago más occidental de Europa, la incidencia meteorológica más común es la sucesión de huracanes, clave para que el Gobierno regional haya dotado de medios de emergencia a las islas. En esos casos, las personas realojadas constituyen el paisaje más humano característico, como también las carreteras cortadas, los daños en las viviendas y las aldeas sin energía eléctrica.

Está contemplada la eventualidad del cierre de las escuelas, jardines de infancia, centros de actividades ocupacionales y centros de día. Además, los grupos occidental y central de las Azores permanecen muy atentos a lo que acontece.

La tendencia actual de los viajes a la isla de San Jorge es que cada vez se desplazan más técnicos, mientras que salen de allí aquellos que buscan refugio, la mayoría aprovechando sus lazos familiares en el Portugal del continente.