El Vaticano declara «venerable» a Álvaro del Portillo, sucesor de San Josemaría Escrivá

Confirma que vivió las virtudes cristianas «en grado heroico» y estudia un posible milagro para la beatificación

El Vaticano declara «venerable» a Álvaro del Portillo, sucesor de San Josemaría Escrivá ABC

juan vicente boo

En un nuevo paso hacia su elevación a los altares, Benedicto XVI ha declarado « venerable » al obispo español Álvaro del Portillo (Madrid 1914 – Roma 1994), primer sucesor de San Josemaría Escrivá de Balaguer al frente del ... Opus Dei a partir de septiembre del 1975, y primer prelado desde 1982 hasta su fallecimiento en 1994.

Desde entonces, la devoción privada se ha extendido por todo el mundo.El decreto autorizado por el Papa declara que el ingeniero madrileño, uno de los primeros miembros del Opus Dei, vivió las virtudes cristianas en « grado heroico » por lo que se le pone como ejemplo para otras personas, otorgándole el titulo de « venerable ».

Se trata del segundo paso de un largo camino que comienza con la declaración de «siervo de Dios» en la apertura de la causa en el 2004 en Roma, y que continuará ahora con el estudio del expediente sobre un posible milagro, presentado ya a la Congregación para las Causas de los Santos. La aprobación del milagro lleva a la beatificación .

La trayectoria del prelado

Álvaro del Portillo y Diez de Sollano (Madrid 1914) era estudiante de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos en 1935 cuando se incorporó al Opus Dei como uno de los primeros seguidores de San Josemaría Escrivá de Balaguer, con quien compartió buena parte de los avatares durante los primeros años de la guerra civil en Madrid.

En 1944 fue uno de los tres primeros miembros que recibieron la ordenación sacerdotal y se dedicó desde entonces a la tarea de sacerdote y de principal colaborador de San Josemaría Escrivá. A su título de doctor Ingeniero de Caminos añadiría sucesivamente los de doctor en Filosofía y en Derecho Canónico.

Desde 1946 fijó su residencia en Roma, donde participó activamente en los trabajos del Concilio Vaticano II y sirvió a la Santa Sede durante muchos años como consultor de varias congregaciones. Era muy apreciado en la Curia romana por su jovialidad, serenidad y su optimismo. Viajó por los cinco continentes para visitar a los fieles del Opus Dei y promovió importantes instituciones educativas como la Pontificia Universidad de la Santa Cruz en Roma y universidades en varios países.

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