Arrepentido tras solicitar la eutanasia: «Sé que no quiero morir»
Un enfermo, con depresión crónica desde que tenía 15 años, cambia de idea durante el proceso tras recibir ayuda en la asociación Viktor Frankl
Los expertos explican que «una adecuada atención y un esfuerzo en los cuidados paliativos reducen casi al mínimo las peticiones de eutanasia
El sistema sanitario ha ejecutado «en torno a 180» eutanasias en el primer año de vigor de la ley
Cuando Joan entró en la consulta de la asociación Viktor Frankl en Valencia era un «manojo de nervios y ansiedad . Me miraba con miedo». Así lo recuerda, Xavi González, el orientador voluntario que le acogió en noviembre del año pasado. Joan había ... sido derivado a la asociación Viktor Frankl por el psiquiatra que le trata desde hace más de quince años, con una escueta indicación en su diagnóstico: «pérdida del sentido de la vida». Entró solo a la consulta, pero había llegado acompañado por su madre. Hace años que no sale solo de casa .
Joan —es un nombre ficticio porque el protagonista ha pedido preservar su intimidad— tiene 31 años, pero lleva en tratamiento psiquiátrico desde los 15 . Media vida con un trastorno de ansiedad , agorafobia, ataques de pánico cada vez más recurrentes y que le han generado una depresión crónica.
Media vida de sufrimiento y dolor que le llevaron a la decisión de iniciar los trámites para pedir la eutanasia. Una opción que la ley —de la que ahora se cumple un año de su entrada en vigor— le permite bajo el supuesto de «padecimiento psíquico grave, crónico o imposibilitante» .
Era su caso. Su trastorno le impedía la relación con desconocidos y el miedo a un ataque de pánico le mantenía encerrado en casa. Años sin ir a restaurantes, al cine o de compras. Años sin encontrarse con los amigos y familiares. Años encerrado en un dolor que cada vez se hacía más grande y del que se veía incapaz de salir.
Las terapias que había recibido habían sido infructuosas. «Creo que he hecho todo lo que podía hacer para salir de esta situación, ya he cumplido en esta vida, me sabe mal por mis padres pero ya he cumplido », le dijo Joan a su psiquiatra cuando le solicitó que iniciara los trámites para la eutanasia.
Según el procedimiento establecido por la ley, el doctor como medico responsable, debe iniciar entonces «un proceso deliberativo sobre su diagnóstico y posibilidades terapéuticas». Así lo hizo. Pero Joan lo tenía claro, por lo que el proceso siguió adelante .
Como última opción le pidió que tuviera al menos una visita con la asociación Viktor Frankl . La entidad fue fundada en Valencia en 2001, y está inspirada en la vida y obra de este psiquiatra austriaco de origen judío. Su experiencia como prisionero en cuatro campos de concentración nazis, recogida en el libro 'El hombre en busca de sentido', es un ejemplo de superación y resiliencia.
La asociación ofrece ayuda gratuita «en casos de pérdida de sentido de la vida causados por una pérdida vital ». Hasta sus instalaciones llegan personas que han perdido a un familiar por un suicidio o de forma traumática, enfermos terminales o sus familiares que no comprenden ese proceso final de sus vidas, o personas inmersas en un vacío existencial. Joan fue el primer solicitante de eutanasia en llegar hasta allí.
Decisión arriesgada
«Yo no lo sabía», explica a ABC el orientador. «Me contó sus años de sufrimiento, y con total naturalidad me dijo que había pedido la eutanasia. Me impactó», explica Xavi González. «En ese momento, lo primero que me vino a la cabeza fue tratar de convencerle para que no lo hiciera , decirle que era muy joven y que aún tenía muchas posibilidades por delante. Pero me di cuenta de que eso mismo le habrían dicho ya sus familiares y los médicos que le habían tratado en este tiempo», explica González.
Sobre la marcha tomó una decisión «quizás arriesgada», reconoce. «Le dije, bueno, ya que has tomado esa decisión, nos quitamos las mascarillas. Si te quieres morir, no tendrás miedo al Covid ». Le arrancó una sonrisa.
«Ya que has tomado esa decisión, nos quitamos las mascarillas. Si te quieres morir, no tendrás miedo al Covid»
Aquella sesión continuó en el mismo tono. «Le dije que le entendía, porque también a mí me habían ocurrido cosas que me hacían pensar en morir, pero que luego me daba cuenta de que lo que quería que murieran eran las circunstancias que lo generaban ».
González solo le requirió una ultima cosa antes de pedirle que volviera, si quería, después de Navidad. «Métete en unos grandes almacenes uno de estos días, cuando más gente haya. Sé que tienes pánico, que temes que te dé un infarto, pero ya que vas a morir, ¿por qué no lo pruebas? ». Joan sonrió de nuevo. «Seguimos de charla un rato más. Mi objetivo era hacerle ver que eso mismo que le ocurría a él también les pasaba a otras personas», explica el orientador.
Un mes después, Xavi González esperaba nervioso la cita. No sabía si Joan volvería o había dado por cumplido el trámite con su psiquiatra en aquella primera charla. Finalmente apareció. Esta vez había venido solo y su forma de moverse era más resuelta . González recuerda con emoción aquel momento. Joan se sentó y le dijo: «No iba a venir, porque no quería que desperdiciaras esta hora. Pero he decidido venir para darte las gracias. He hablado con mi psiquiatra y le he pedido que eche para atrás el proceso de eutanasia ».
«No es que tenga muchas ganas de vivir, pero lo que tengo claro es que no quiero morirme» , le espetó. Sorprendido, el orientador le preguntó qué había cambiado en ese tiempo. Joan le explicó que aquella tarde de noviembre algo «había hecho clic» en él. «Me sentí visto en mi sufrimiento, en mi malestar, sin querer cambiarlo, no viste en mí una patología, sino que aceptaste lo que decía y decidiste acompañarme».
Joan le contó que había decidido poner en práctica el consejo que le había dado González. Compró una entrada para una charla de Victor Küppers y se fue para allí. Su madre no podía creerlo . «En la cola, rodeado de gente, comenzó la taquicardia y me acordé de lo que me dijiste. El agobio llegó a un punto máximo y dije 'que me dé el infarto'. Pero no me dio. Y no sabes cómo disfruté el evento», le explicó Joan.
Después de aquello volvió a salir con su hermana a un restaurante. «Los camareros nos veían llorar y nos preguntaban si nos pasaba algo, pero era de alegría» , siguió contando. Joan le reconoció que no se sentía curado, pero sí que había descartado la opción de morir. «Iré descubriendo a ver si le encuentro aliciente a esto, para seguir viviendo», le confesó. «Le dije que esperaba su llamada cuando hubiera encontrado algún motivo por el que vivir . Nos abrazamos y se fue», comenta el orientador, que rápidamente se puso en contacto con el psiquiatra que le corroboró el testimonio de Joan.
«Una adecuada atención y centrar los esfuerzos en los cuidados paliativos reducen casi al mínimo las peticiones de eutanasia»
Manuel Martínez-Sallés
presidente del Colegio de Médicos de Madrid
El caso de Joan ejemplifica uno de los argumentos que sostienen quienes se oponen a la eutanasia desde el mundo médico, como es el caso de Manuel Martínez-Sellés, presidente del Colegio Oficial de Médicos de Madrid. Para este doctor, « está más que demostrado que una adecuada atención y centrar los esfuerzos en los cuidados paliativos reducen casi al mínimo las peticiones de eutanasia ». Martínez-Sallés lamenta que «en vez de centrar los esfuerzos y los recursos en los cuidados paliativos se haya apostado por legalizar la eutanasia».