De José y María a Daniel y Lucía: así es el mapa de la evolución de los nombres en España

Y es que, estos son algunos de los nombres que han tenido más éxito a lo largo y ancho de nuestra geografía en los últimos 80 años. Tal y como se puede ver en el mapa superior que muestra la evolución de los apelativos más utilizados por provincias a lo largo de las décadas tanto en hombres (en azul) como en mujeres (en rosa). De hecho, aunque decidir el nombre de un recién nacido pueda parecer una decisión libre de la pareja, parece que son solo unos pocos los que triunfan en función de la época y la zona. Así, en los siguientes gráfico se muestran los apelativos más utilizados en nuestro país en función del decenio.

Si tenemos en cuenta La Estadística del Padrón Continuo del INE por provincias a lo largo de las últimas décadas, encontramos cómo la provincia de Málaga, antes de los 30, fue la que más repitió un nombre ya que hasta el 17% de los niños que nacieron allí fueron bautizados como 'José' . En lo que se refiere a las féminas, fueron las 'Marías', en la década de los 30 en Baleares, las que encabezan el ranking del nombre más usado en una provincia, con un porcentaje del 15,11%.

Tal y como se puede ver en el gráfico inferior, fue precisamente en los años 30 cuando se produjo un índice de concentración más alto en torno a los 10 nombres más frecuentes en niños y niñas . De hecho, si sumamos ambos porcentajes veremos cómo el 69,13% de los bebés que nacieron en ese momento fueron denominados deapenas 20 maneras distintas . ¿Por qué? «Es posible que la asignación de un nombre responda a fuerzas institucionales y sociales, y no sea tan libre como parece. Antiguamente los nombres parecían determinados por la tradición de sagas familiares, que ocasionaba cierta uniformidad, salvo en zonas donde el santo del día tenía preferencia», señalan los investigadores del CSIC Antonio Abellán, Rogelio Pujol e Isabel Fernández en un informe titulado «Los nombres más populares de nuestros abuelos fueron más frecuentes que los nombres más populares de nuestras abuelas».

Así, según datos del INE, si antes de 1930 los nombres que triunfaban entre los retoños españoles eran los de José y María con una prevalencia a nivel nacional del 8,96% y el 6,83% respectivamente, en lo que llevamos de esta década (hasta 2013) son Daniel y Lucía los apelativos más comunes, aunque con un índice bastante más bajo que el de nuestros antepasados: 2,37% y 2,65% , lo que implica que exista una mayor variedad a la hora de denominar a los recién llegados.

Si prestamos atención al mapa superior en la década de los 60, momento en el que se produjo el baby-boom en España, encontramos como en el caso de las féminas es el momento en el que la mayoría del territorio triunfan nombres con ‘María’. Así, únicamente seis provincias se desmarcan de esta tendencia, aunque en el caso de las catalanas se inclinan también por un nombre mariano, decantándose todas ellas por ‘Montserrat’.

«El Papa Pío XII había promulgado su encíclica Ad Caeli Reginam (1954), dedicada a la Virgen María. Una hipótesis verosímil para explicar la proliferación del nombre María, es que su exhortación final pudo ser asumida por obispos y curas párrocos, de forma que trasladaron su entusiasmo mariano a todas las niñas que se acercaron al bautismo, que en esa época eran todas. (…) El nombre de José también se extendió entre los varones, mientras retrocedían los arcángeles», señalan los investigadores.

En las décadas siguientes se puede ver cómo el porcentaje de concentración de los apelativos va disminuyendo. Así, en los 90, Alejandro, que es nombre más popular entre los varones, se pone al 2,57% de los recién nacidos varones, mientras María se utiliza en el 3,39% de las ocasiones. Los diez nombres de niñas más populares suman el 20,25% de todos lo empleados para las féminas, mientras que para los niños suman el 19,96%. De este modo, los 20 nombres más usados para ambos sexos suponen el 40,21%, es decir, casi 29 puntos porcentuales por debajo de la situación que se producía en década de los 30.

¿A qué se puede deber este cambio? Los investigadores apuntan varios factores como un menor poder de las instituciones (iglesia, sagas familiares), además de la entrada de «modas nuevas» en el hogar, especialmente los medios de comunicación y la televisión.

«Las parejas quieren nombres más breves, más sonoros, menos populares y menos marianos », señalan. «Predominan los nombres bisílabos, sencillos, disminuyen los nombres dobles compuestos de María. Son más sonoros: la letra “a” predomina en los nombres de niños y niñas, casi duplicando la media de los abuelos. Los nombres nuevos son menos populares, pero esta moda acaba en una proliferación de estos nombres menos populares ».

Asimismo apuntan a cómo el descenso de la natalidad parece haber acentuado la imaginación de los padres españoles a la hora de dar nombre a sus retoños: «Los padres no quieren (o no pueden) seguir la tradición de nombres familiares ; quizás ante la imposibilidad de replicar los principales nombres familiares (faltan niños), las parejas deciden poner nombres nuevos ; de esa forma ningún descendiente queda asociado exclusivamente a una rama familiar a través de su nombre», señala el informe.