Granada, casa a casa: la edad de todos los edificios de la ciudad inmersa en un enjambre sísmico
El terreno, la calidad de la construcción y su estado determinan su resistencia a los terremotos
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Iniciar sesiónGranada está ubicada en la zona de mayor riesgo sísmico en España, según el Instituto de Geográfico Nacional. La actual serie de movimientos comenzó el 1 de diciembre. Hasta el martes se cuentan más de 1.200 temblores, más de un centenar sentidos por la ... población, una treintena con tres o más grados de intensidad, y cinco de ellos por encima de los 4 grados . Han sacudido una ciudad con más 24.000 edificios residenciales, además de otros históricos y bienes de interés cultural.
Los temblores del enjambre sísmico no han causado daños estructurales, pero sí numerosos daños materiales, especialmente en los edificios más antiguos, además de preocupación en la población. Los edificios históricos también han sufrido daños. En Granada capital, la capilla de San Cristóbal, en el Albaicín, se ha visto afectada. La Alhambra está siendo inspeccionada para comprobar si hay más daños además de las almenas de la torre de las Gallinas .
En el caso de Granada capital, el mejor suelo coincide con el casco antiguo. La Alhambra, el Albaicín y el Realejo están en terreno consistente, según afirma Mercedes Feriche , responsable del área de prevención del Instituto Andaluz de Geofísica y Prevención de Desastres Físicos de la Universidad de Granada.
La combinación fatal es una estructura deficiente, sin la disposición adecuada para la disipación de la energía, y un suelo blando. «El entorno de la catedral y la Alhóndiga es la zona más vulnerable, tanto por el terreno, más blando, próximo al río, como por la antigüedad de las construcciones», explica Feriche. «Aunque también hay que tener en cuenta que muchos edificios antiguos están rehabilitados», matiza. El problema de las edificaciones ocurre si presentan un estado ruinoso.
Desde finales de los años sesenta del siglo XX, las construcciones en España están obligadas al cumplimiento de las normas para resistir los movimientos sísmicos. Viviendas en el casco histórico, construidas en los años cuarenta del siglo XX o antes pueden estar más expuestos por su peculiar forma de construcción.
Edificios antiguos
«Los edificios antiguos no son necesariamente peores. Entre los años cincuenta y los años ochenta, por ejemplo, con la implementación del uso del hormigón armado, las construcciones se sobredimensionaban, así que su estructura está más reforzada», apunta Feriche.
«Las edificaciones anteriores a los años sesenta estuvieron menos controladas, pero han resistido de forma solvente porque eran sencillas, simétricas y compactas», cuenta Miguel Castillo Martínez , presidente del Colegio Oficial de Aparejadores, Arquitectos Técnicos e Ingenieros de Edificación de Granada (COAATGR). «Desde el siglo XV se intenta regular el urbanismo de la zona sísmica, con construcciones no muy altas y sin excesiva decoración exterior, con ensanchamiento de calles. Históricamente ha habido terremotos y han aguantado sin colapsar, aunque haya habido daños materiales», afirma Castillo.
Evitar el colapso
El objetivo principal de la legislación es evitar el colapso de las estructuras de los edificios. La norma es estatal, pero con un cálculo por zonas de riesgo sísmico que obliga, por ejemplo, a las estructuras de los edificios de Granada a elevarse con más hierro para absorber el movimiento de la tierra. Se trata de que la estructura soporte el movimiento ocasionado por el terremoto, y minimizar los daños materiales en el resto de elementos secundarios (instalaciones, tabiques, fachadas, cornisas, revestimientos, etc). La rigidez de estos elementos no es compatible con las oscilaciones sísmicas, y podrían ocurrir roturas o caídas a la vía pública.
La altura también importa. A partir de una quinta planta, se produce un efecto de amplificación de las sacudidas. «La estructura es igual de segura, pero se nota más el movimiento por el efecto péndulo», sostiene Castillo. «La normativa garantiza la seguridad de las personas con un cálculo de un sismo de hasta ocho grados. Ahora han sido de cuatro grados. No se trata del doble de intensidad, sino de un crecimiento exponencial de la fuerza del terremoto. Esto no quiere decir que no se rajen paredes. El edificio sufrirá daños, pero se trata de que la gente pueda evacuar con seguridad».
Elementos nos estructurales
«En la inspección técnica de edificios de Granada se rellena una ficha específica por seísmo. Si es negativa y se interviene, se hace con los parámetros de resistencia sísmica actuales», explica el presidente del COAATGR. «Aunque no sea negativo, se hacen recomendaciones, no obligatorias, para mejorar, como reforzar anclajes», afirma.
«El problema de la normativa es que no se hace tanto caso a los elementos no estructurales que pueden romperse, como cornisas, y que pueden afectar a las instalaciones y dejarlas inutilizadas. Ahora empieza a haber prescripciones, pero no obligan», se lamenta la responsable técnica del Instituto Andaluz de Geofísica y Prevención de Desastres Físicos. «La mejor preparación ante un terremoto es analizar las patologías de una edificación. La actividad sísmica actual aflora deficiencias que hay que subsanar. Hay que vigilar especialmente las cornisas, los antepechos y los cerramientos, que son los que causaron víctimas en el terremoto de Lorca», sostiene Feriche.
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