De Facebook a Meta en plena crisis reputacional

«Es hora de que adoptemos una nueva marca para acoger todo lo que hacemos , que refleje quiénes somos», dijo Zuckerberg sobre Facebook, que, además de la plataforma que él creó y que le da nombre, también tiene otras redes sociales (Instagram), servicios de mensajería (WhatsApp) y un catálogo amplio de aplicaciones, aparatos -como gafas 3D- y proyectos creados para la realidad virtual y la realidad aumentada.

«Nuestra misión sigue siendo la misma: acercar a la gente», dijo. «Ahora tenemos una nueva estrella polar a la que seguir: dar vida al metaverso ». Zuckerberg finalizaba con ese anuncio una presentación de casi hora y media sobre su visión del metaverso, en la que desgranó sus innumerables aplicaciones y usos, algunas muy futuristas, desde socializar de forma virtual con avatares realistas, a convertir los puestos de trabajo en lugares virtuales o hacer deporte, viajar, estudiar o divertirse con la conexión de unas gafas de realidad virtual o aumentada.

No es una aspiración nueva , es algo en lo que el cofundador de Facebook lleva tiempo pensando y que ya confesó, por ejemplo, este pasado mes de julio a ‘The Verge’: el objetivo es que la gente «pase de vernos como una compañía principalmente de redes sociales a una compañía de metaverso».

El cambio de nombre, sin embargo, coincide con el momento quizá más bajo en su historia para Facebook y Zuckerberg, acosados por las revelaciones realizadas por una exejecutiva de la compañía , que ha desvelado miles de documentos comprometedores sobre su funcionamiento. La soplona es Frances Haugen, que fue directora de producto en Facebook, y tiene una acusación básica contra la compañía: prioriza, a pesar de análisis y alarmas internos, los beneficios frente a la seguridad y el interés de los usuarios.

Haugen entregó estos documentos primero a ‘The Walll Street Journal’, pero también presentó reclamaciones ante la Comisión de Bolsa y Valores (SEC, en sus siglas en inglés), compareció ante el Congreso de EE.UU. y ante legisladores de Reino Unido, además de filtrar todo el archivo documental a decenas de medios. Entre otras cosas, se ha visto que la compañía era consciente de que Instagram era tóxico para adolescentes , o que favorece la polarización política sin tomar grandes cartas en el asunto.

«La privacidad y la seguridad deben estar incluidas en el metaverso desde el primer día», defendió ayer Zuckerberg, frente a un historial muy cuestionable de Facebook y otras tecnológicas en el uso de los datos personales de sus usuarios.

Zuckerberg prometió mucho de lo que se duda sobre Facebook, como «responsabilidad» y «transparencia». «Es algo que hemos interiorizado en los últimos cinco años», dijo, una referencia a las acusaciones de haber permitido niveles disparados de desinformación -desde consentir a medios y representantes políticos que lo hagan en su plataformas, hasta mensajes falsos, en los dos últimos años, sobre la pandemia o la vacunación- y de privilegiar los mensajes agresivos y polarizantes porque mueven más a los usuarios. Zuckerberg no olvidó las promesas habituales sobre la bondad de las transformaciones tecnológicas -algo que no está claro que haya ocurrido en Facebook- y dijo que «nos tenemos que asegurar que se implican las comunidades de derechos humanos y civiles, para que estas tecnologías se construyan de una forma inclusiva y empoderadora».

La mayor parte de su intervención, sin embargo, la dedicó a retratar el mundo virtual e idílico que será su metaverso. «Será el sucesor del internet móvil, seremos capaces de sentirnos presentes», dijo sobre las capacidades de esos mundos virtuales. Facebook o, desde ahora, Meta, ya había presentado en las últimas semanas varios de sus proyectos, como Horizon, entornos virtuales donde los usuarios interactuarán de forma virtual. Zuckerberg reconoció que buena parte de ese futuro no está a la vuelta de la esquina . Tardará años o décadas. Pero él quiere ser su líder.