Estas son las bomberas que extinguen los estereotipos

Infrarrepresentadas. De unos 20.000 bomberos en España, solo un 0,83%son mujeres, 168. ABChabla con ellas en Madrid, Huesca, La Coruña o Cádiz y la moraleja es única: la barrera es solo mental, una cuestión de tradición

Ana Benito, cabo del servicio municipal de bomberas de Huesca FABIÁN SIMÓN

No hay diferencias con el uniforme puesto, aunque bajo el traje, esa especie de EPI que parece‘a priori’ bastante incómodo e inflexible, mostrar que había algunas características físicas distintas ya ha sido una carrera de obstáculos hasta que se logró el reparto por sexos. ... Al margen de eso, Ana Benito , cabo del parque municipal de bomberos de Huesca, lo dice con aplomo: «No queremos protagonizar los 8-M. Nos tratan como si fuésemos bichos raros».

Así que esta vez la información no se publicará el Día Internacional de la Mujer (8 de marzo) y lo que encontrará el lector son mujeres en labores de extinción de estereotipos anclados en el lugar común. La tradición y el apego emocional como si su oficio fuese solo cosa de hombres es la única brecha que quieren desmontar. La otra brecha, aunque no de género y tampoco insalvable, es la dificultad en el acceso para un oficio que aman y en el que cuesta ingresar . «Se nos pide que seamos auténticas atletas», se queja una representante de las mujeres bomberas.

Ana Benito, cabo de Huesca FABIÁN SIMÓN

Ana, Marta y María no omiten que en el terreno de juego hay diferencias con los hombres y que hay ‘techos de cristal’ que todavía persisten. Los números evidencian una brecha en la representación, aunque no exista un registro oficial. Los datos los proporcionan asociaciones, como Serbombera, que en el último estudio que se ha hecho en España y que data de 2018 arrojó la cifra de que de los 20.041 bomberos que hay en el país, solo 168 eran mujeres. Un 0,83%. Las principales trabas que denunciaban asociaciones, también mundiales como Women in Fire, es que las pruebas físicas están mal baremadas, con marcas inaccesibles para las mujeres. Pero estas cuatro mujeres no se quejan. Superaron sus pruebas, aunque enfatizan que el proceso de selección es durísimo y que la criba es «brutal». Hay mujeres que llevan diez y trece años opositando, denuncian.

Las estadísticas demuestran que en España esta profesión aún debe derribar paredes fortificadas: en la ciudad de San Francisco, un 16% de los bomberos son mujeres; en Madrid, hay dos en el Ayuntamiento, diez en toda la comunidad. Hay autonomías, como Castilla y León, Murcia, La Rioja, y la ciudad autónoma de Ceuta que no tienen a ninguna, de acuerdo con los registros de las asociaciones.

En lo que sí coinciden todas las profesionales es en que están infrarrepresentadas, frente a países como Australia, Japón, EE.UU., Francia y Reino Unido, donde ellas acceden al servicio con igualdad en la selección. ¿Por qué? La diferencia es solo una: de concepción o chip mental. «En cuanto derribáramos la idea de que una mujer puede estar bajo el traje para resolver con la misma soltura cualquier incidencia –dice Sara, otra bombera asturiana–, abriríamos paso a muchas niñas que quieren ejercer este oficio apasionante». «Tenemos vocación de servicio y ayuda –añade Ana–; eso es algo que a mí no me aporta ningún otro trabajo».

No quieren ser pioneras, quieren ser bomberas. María Luisa Cabañero, la primera mujer que consiguió entrar en el cuerpo en España, con una oposición que superó hace más de veinte años en Ciudad Real, sintetiza todas las virtudes que se precisan en una: fortaleza mental. Hay que tenerla ante el peligro y esa no tiene género.

Marta Gómez, bombera en Madrid GUILLERMO NAVARRO

Ana, cabo de Huesca: «Nos complementamos como las piezas de un puzle»

Ana Benito (51 años) participa en unas jornadas anuales de bomberas que se organizan en Béjar (Salamanca). Allí comparten experiencias y conocen el bagaje profesional en otros países, así como son conscientes de las lagunas del sistema español, que carece hasta de un registro de bomberas. Esta mujer solo quiere que su trabajo dé pasos adelante. Tiene un carácter especial. No le gusta el término bombera, ella se identifica como «bombero», porque para Ana, las profesiones no deberían de tener género, solo personas. Uno se la imagina no achantándose ante un gato colado en una alcantarilla ni frente a una pira en un bloque entero de pisos. Transmite pasión por lo que hace. «Es innegable que somos distintos, pero no somos excluyentes unos de otros, nos complementamos como las piezas de un puzle. No todos tenemos las mismas habilidades en todos los campos. Hay trabajos que, por tu formación, trayectoria, capacidades físicas o aficiones se te dan un punto por encima del resto, con lo que pasas a liderar en cierto modo ese trabajo. Y es eso precisamente lo que se debe de potenciar para sacar la mejor versión posible del equipo».

Lo dice ella que es cabo y jefa de un equipo de casi un 100%de hombres. «Cuando tuve a mi hija no tuve problemas en adaptar el puesto a casa. La reivindicación que tengo es la falta de dotación de recursos y que no inviertan suficiente», reprueba. Con envidiable forma física, afirma: «Debemos mantener unas condiciones físicas adecuadas a nuestro puesto, en consancia con tu edad. Para ello, hay que entrenar alternando fuerza y resistencia porque si te dejas, luego lo pagas en la intervención».

Ultima lo mejor de su oficio: «De la profesión me atrapa todo. Seré bombero hasta el día que me muera y no habré acabado de aprender el oficio». ¿Su pesadilla particular? Los accidentes de tráfico, con niños involucrados. «Se te revuelve todo por dentro».

Marta Gómez, bombera conductora en el parque 2C de Madrid GUILLERMO NAVARRO

Marta, bombera municipal de Madrid: «Se necesita polivalencia»

Marta Gómez (46 años) reside en RivasVaciamadrid y trabaja en el parque de Manuel Becerra de la capital. Ahí admite que «se necesitan personas polivalentes, con independencia de si son mujeres u hombres». Aborda el tema estrella, la conciliación: «Todavía queda mucho por mejorar porque no hay nada escrito en nuestro convenio. Se quitan el problema poniéndote en oficinas todos los días en turnos a 7 horas sin darte la opción de poder seguir a 24 horas en otro puesto». Conduce cualquiera de los vehículos del parque y reconoce que se expone menos que sus compañeros porque su función principal es otra, aunqueo no le han faltado momentos de estrés superlativo: atentados de ETA o una explosión en Vallecas, rememora.

« Siempre ha habido bomberos que no querían que entrasen mujeres en el cuerpo , y se escuchaban comentarios del tipo ‘por qué no te han dado a ti un camión rosa’, peor por suerte eso va cambiando y ya no hay tanto tabú (siempre y cuando entremos superando las mismas pruebas que los hombres)», asegura. No está de acuerdo con la discriminación positiva, pero cree que deberían adecuarse las pruebas físicas para que sean asequibles para las chicas. «No es necesario que sean tan duras y deberían también valorar otro tipo de habilidades como el trabajo en equipo, el autocontrol, poder de decisión...».

Marta tenía la vida resuelta como podóloga, pero siempre quiso ser «la primera en ayudar», tal vez por eso fue pionera en acceder al puesto en Madrid.

Estas bomberas comparten un grupo de WhatsApp donde sí aluden a algunas «travesuras»: «Te toca algún idiota que dice que no cargues el equipo que para eso están ellos; o que haya parques sin diferencia de baños, ahora algo anormal». Entre la gente joven, aseveran, estos tópicos ya no existen. En este chat, el reproche generalizado es otro: « Parece que los bomberos tengamos que ser siempre superhombres y supermujeres».

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