Los alumnos de entornos desfavorecidos están tres cursos más atrasados que los favorecidos en España

Es decir, el objetivo no es que todos los estudiantes sean iguales, sino que las diferencias en su rendimiento académico y en su bienestar social y emocional no dependan de su entorno socioecónmico.

Para analizar esto, se ha utilizado el informe PISA 2015 que evaluó a alumnos de 15 años en Ciencias, Matemáticas y Lectura de 70 países y economías. Primero, los investigadores compararon el rendimiento en estas disciplinas entre los alumnos con nivel socioeconómico más alta y más bajo . Se concluyó que los estudiantes favorecidos obtienen, en promedio, 88 puntos más que los desfavorecidos . Esta diferencia es equivalente a tres años completos de escolaridad.

Islandia y Estonia, así como algunas regiones de China como Macao y Hong Kong son los que tienen mayor equidad en términos académicos. La brecha, en este caso, es de dos años completos de escolaridad. En Francia y Bélgica la brecha supera a la media de la OCDE y sube a una diferencia de cuatro años de escolaridad entre los estudiantes aventajados y los desaventajados .

En el caso de España la brecha es de una magnitud similar a la media de la OCDE, de 82 puntos. Pero el análisis no terminó allí. La OCDE quiso averiguar si estas diferencias se perpetúan en el tiempo y comparó el desempeño de unos alumnos y otros entre 2006 y 2015. En el caso de España, los datos no son esperanzadores ya que sigue mostrando una brecha incluso a lo largo del tiempo. «No ha se han visto cambios en el tiempo en términos de equidad, la brecha es grande, debería ser una prioridad», criticó Daniel Sal inas, investigador del informe PISA en la OCDE .

También se evaluó con el informe el efecto de la escuela en los resultados de aprendizaje. El estudio concluye que si un estudiante socioeconómicamente desaventajado se forma en una escuela aventajada obtiene 78 puntos más , en promedio, que un estudiante en las mismas condiciones pero en una escuela socialmente desaventajada. En España, el promedio es menor, de 43 puntos.

Los datos de nuetro país son muy esperanzadores ya que ponen de manifiesto que al ser la cifra menor, hay menor brecha y, por tanto, mayor equidad. Sin embargo, no se llega al valor de Finlandia, Islandia, Noruega y Polonia en los que la diferencia entre un tipo de escuela y otra es de cero .

En el extremo opuesto están paíse como Bélgica (131), Francia (134) o Países Bajos (154).

El tercer punto que evaluó el informe es la resiliencia de los estudiantes. Es decir, aquellos que pese a provenir de familias con menores recursos tienen buenas actitudes hacia la escuela y aprendizaje .

En nuestro país, un 20 por ciento de los alumnos en desventaja son social y emocionalmente resilientes (el promedio de la OCDE es del 26 por ciento). Esto significa tres cosas: que están satisfechos con su vida, que se sienten integrados en la escuela y no sufren de ansiedad ante los exámenes . Los países con mayor porcentaje de alumnos resilientes son Suiza, Países Bajos, Finlandia mientras que Turquía, Portugal y Reino Unido son los que menor porcentaje tienen.

«Los estudiantes que son resilientes en el sentido socioemocional tienen más probabildad de tene r buenos resultados en la escuela . Por lo tanto, esto nos permite concluir que el profesor no necesariamente tiene que enfocarse en la dimensión académica sino en otras dimensiones que tienen que ver con el bienestar del estudiante», apuntó Salinas.

En líneas generales, el informe concluye que hay para que exista mayor equidad es necesario poner el foco en la escuela primaria o, incluso, en la educación preescolar . «Las desiguladades se producen muy temprano, por eso la recomendación es promover acceso a la educación preescolar por parte de las familias desfavorecidas pero que esta sea de calidad. En España el acceso es para todos pero no tengo tan claro que sea la misma calidad», apunta Salinas.

Este experto considera necesario, además, destinar más recursos para las ecuelas que reciben estudiantes desfavorecidos, así como potenciar el desarrollo de ciertas capacidades de los profesores para que puedan identificar lo antes posible las necesidades específicas de los estudiantes y de esa manera adaptar sus clases a lo que estos necesitan.