El pánico al ébola continúa expandiendo la enfermedad
Un paciente presuntamente infectado con el virus desata el terror entre la población tras pasearse por un mercado de la capital liberiana en busca de comida
El pánico al ébola (o «ébola fobia») continúa cobrándose nuevas víctimas, en un mal, casi tan letal como el virus. El lunes, el terror a lo desconocido se desataba en uno de los mercados de la capital de Liberia, Monrovia, tras el avistamiento de un ... paciente presuntamente infectado y que había huido del centro médico en el que se encontraba interno a la espera de conocer los resultados.
El sujeto había acudido al populoso bazar en busca de comida armado con un palo de madera y piedras, lo que desató el temor entre los transeúntes y una huida masiva del lugar. Finalmente, varios operarios de los servicios médicos lograron conducirle de nuevo a la clínica de donde había escapado. Se desconoce si su periplo callejero provocó algún nuevo contagio, pero nadie regresó para cerciorarse de ello.
Precisamente, la evasión del paciente se producía menos de dos semanas después de que 17 presuntos enfermos de ébola escaparan (con posterior regreso) de una clínica de aislamiento situada en el barrio de West Point.
La masiva huida provocó la puesta en cuarentena del arrabal, donde conviven más de 75.000 personas.
Pero mientras el pánico se acelera en las calles, en los despachos se busca una solución que ayude a paliar la crisis. En los últimos días, Kyndy Kobbah, una asistente médica recuperada del virus después de recibir tratamiento con el fármaco experimental ZMapp, ha pedido a la comunidad internacional que acelere la producción de la vacuna.
«Tienen que hacer más ZMapp y enviárnoslo a nosotros», aseguró la especialista, quien fue dada de alta durante el fin de semana junto a su compañero, el doctor Senga Omeonga.
Se desonoce su verdadero éxito
De momento, se desconoce el grado de influencia de este medicamento en la curación de ambos, en un brote de ébola cuya tasa de supervivencia es del 47 por ciento.
En este sentido, un reciente estudio publicado en la revista Nature demostraba, eso sí, una efectividad del 100% en la recuperación de 18 primates infectados con el virus.
Aunque días antes, no obstante, Abraham Borbor, otro facultativo médico también tratado con ZMapp, falleció víctima del virus en Liberia.
El novedoso proceso de cura de Borbor se había iniciado a mediados de mes, después de que la presidenta del país, Ellen Jonhson Sirleaf, solicitara el medicamento a las autoridades estadounidenses dentro de sus esfuerzos para combatir la epidemia, que ya ha causado la muerte de al menos 1.500 personas en África Occidental.
«Los médicos tenían la esperanza de que se iba a recuperar completamente», reconoció el ministro de Información, Lewis Brown, al dar a conocer el fallecimiento de Borbor, quien fue infectado cuando trabajaba en el hospital John F. Kennedy de la capital, Monrovia. En este mismo centro perdía la vida a finales de julio, también por ébola, el doctor Samuel Brisbane, una de las autoridades médicas más renombradas de la región.
El ZMapp, a grandes rasgos un cóctel de tres anticuerpos que inhabilitan al virus, fue suministrado por primera vez a dos ciudadanos estadounidenses contagiados en Liberia, el médico Kent Brantly y la misionera Nancy Writebol, quienes ya han recibido el alta médica tras recuperarse de la afección. De igual modo, el religioso español Miguel Pajares, la primera persona con ébola en suelo europeo, también fue tratado con Zmapp, pero no pudo superar la enfermedad, falleciendo el pasado día 12, pocos días después de ser trasladado a Madrid.
Por ello, la esperanza sanitaria se centra ahora en Favipiravir (o T-705, como se conoce su código de desarrollo), un fármaco desarrollado en Japón y que todavía no ha sido aprobado por la Organización Mundial de la Salud.
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