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El año del diluvio en Inglaterra
David Cameron moviliza al ejército y a la UE en medio de una tormenta política y climática
El año del diluvio en Inglaterra
los vecinos de la pequeña localidad de Westonzoyland, en el corazón de los humedales de Somerset anegados por las aguas desde diciembre, recibían con angustia esta semana una carta de la Agencia de Medio Ambiente en la que les advierten que, si sigue aumentando el ... nivel del agua, deberán tomar «decisiones difíciles».
Las autoridades británicas excluyen deliberadamente de sus políticas de gestión de crisis prácticas habituales en un país como China: ordenar el sacrificio de un pueblo para salvar otros. Ahora, el invierno más húmedo de los últimos 250 años en el suroeste de Inglaterra podría hacer posible un escenario que nadie quiere. Los 1.800 habitantes de Westonzoyland saben que el Gobierno británico ha solicitado la ayuda de especialistas holandeses para aliviar la presión en los ríos Parrett y Tone. A unas cinco millas del mar, en la localidad de Dunball, los ingenieros holandeses han activado esta semana una veintena de bombas de achique gigantes con capacidad para absorber dos toneladas de agua por segundo. El agua la desvían hacia un torrente de alivio que pasa muy cerca de Westonzoyland. El objetivo de las autoridades es salvar las vecinas Taunton y Bridgewater, con 60.000 y 36.000 habitantes respectivamente. El precio podría ser condenar a vecinos como Lily Elderfield, de 92 años, a abandonar sus casas.
La peor parte se la están llevando los Somerset Levels«Estoy muy preocupada, claro. ¿Cómo pueden dar más valor a unas personas que otras? Somos todos iguales. Si estás sola, la situación te ataca los nervios», explicaba esta anciana a «The Daily Telegraph». Desde enero, el agua ha inundado más de 1.240 casas. Desde comienzos de diciembre son ya 6.000. El viernes el número de alertas graves de inundación ascendía ya a 18. Las zonas afectadas abarcan toda la costa suroccidental de Inglaterra desde Cornualles, Devon y Plymouth hasta localidades del Sureste en la cuenca del Támesis, en los aledaños ya de la capital británica. La peor parte se la han llevado los llamados Somerset Levels , unos 650 kilómetros cuadrados de humedales situados en gran parte bajo el nivel del mar, ganados a las marismas en tiempos de Carlos I de Inglaterra con ayuda también en su día de expertos holandeses.
Crisis natural sin precedentes
En los últimos días, además, fuertes vientos, con rachas de hasta 177 kilómetros por hora han empujado la tormenta hacia el norte por Gales y localidades como Gloucester, en los Midlands. Por el camino, este huracán después del diluvio ha dejado sin luz a más de 16.000 casas. La situación es tan grave que Patrick Sanders, el general al mando de los 2.200 soldados movilizados por ahora -hay 3.000 más listos para unirse a las tareas de rescate- ha descrito las inundaciones como una «crisis natural casi sin precedentes».
El mismo gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, ha advertido que el impacto de las inundaciones por la pérdida de producción agrícola o la parálisis de ciertas vías de transporte «es algo que afectará a las previsiones -económicas- al corto plazo».
Los militares, a quienes se sumaron los príncipes Enrique y Guillermo el viernes, colaboran en la construcción de barreras de sacos de arena contra el agua. La Agencia Medioambiental tiene ya listas otras 30.000 bolsas de arena para repartir en la cuenca del Támesis en Berkshire y Surrey. «Esto no es nuestro trabajo cotidiano, nuestro trabajo se parece más a Afganistán, pero nuestro papel es defender el país de cualquier amenaza, y eso incluye el clima también», dijo Sanders el viernes. Para muchos, el primer ministro se enfrenta a su particular «momento Katrina». Y su gobierno no ha mostrado hasta ahora especial cintura.
David Cameron ha sido acusado de lentitud en las ayudasEn su primera visita a la zona el mes pasado, el ministro de Medio Ambiente, el conservador Owen Paterson, fue acusado de presentarse en zapatos -y no con las botas de agua de rigor- y de evitar reunirse con los vecinos. La visita a primeros de mes del Príncipe Carlos, perfectamente ataviado con sus «katiuskas» y su «barbour», y sus conversaciones con decenas de afectados dejaron aún más en evidencia al Ejecutivo, que ha preferido en todo momento desviar las culpas hacia la Agencia de Medio Ambiente. Acusado de mirar para otro lado por muchos, David Cameron ha anunciado esta semana un paquete de ayudas económicas a los afectados, además de ordenar la movilización de las Fuerzas Armadas.
Ayudas millonarias
El gobierno ha prometido una ayuda de 6.000 euros para «reparaciones y renovaciones» a cada uno de los afectados. Los negocios afectados serán eximidos de las tasas comerciales durante tres meses, y tendrán un plazo extra para cumplir con sus obligaciones tributarias. Además, ha anunciado un fondo de 12 millones para ayudas a los granjeros, otros 36 millones para reformar las infraestructuras ferroviarias en la zona, muy castigadas por las tormentas, y 35 para arreglar las carreteras. El Ejecutivo, el mismo que quiere ofrecer a los británicos la posibilidad de abandonar la Unión Europea en un referéndum en 2017, ha solicitado incluso la ayuda del fondo europeo contra las catástrofes naturales, como ya hizo el Ejecutivo laborista en 2007, cuando Gran Bretaña recibió 150 millones de Bruselas. Hasta Nigel Farage , líder del euroescéptico UKIP, lo justificaba así, como si de un reembolso se tratara. «Es nuestro dinero de todas formas».
Los expertos miran con preocupación a LondresPero, más allá de las cuitas políticas, los expertos miran ahora con preocupación hacia Londres. Citan las inundaciones de 1928, o las más recientes de 1953 en las que murieron 300 personas. Y fían sus oraciones a la llamada «barrera del Támesis » que protege la capital del peligro de inundaciones desde hace 30 años. Situada al este de la capital y completada entre 1974 y 1984, está compuesta por diez muros de acero de quince metros capaces de cerrarse completamente en 90 minutos. Su cierre impide la subida corriente hacia arriba en dirección Londres del empuje del mar, vaciando espacio para el agua que llega corriente hacia abajo. El mecanismo de protección ha sido activado 150 veces desde su inauguración. Entre 1990 y 1999, por ejemplo, fue utilizada 35 veces. En las últimas diez semanas, la barrera se ha tenido que cerrar 29 veces.
¿Cambio climático?
A la hora de buscar culpables, unos apuntan a los fuertes recortes presupuestarios que han arrancado un tercio de los fondos disponibles al ministerio de Agricultura y Medio Ambiente. Esta carestía ha obligado a reducir las tareas de dragado del cauce de los ríos, que algunos exigen con esperanza salvífica.
Cuatro de los cino años más lluviosos se han dado desde 2000En medio del diluvio y de la indignación ciudadana, la Agencia Medioambiental ha confirmado estos días que en septiembre procederá al despido de 2.000 empleados, tal y como habían previsto. Algunos grupos ecologistas insisten en que la naturaleza debe seguir su curso, y que los humedales de Somerset ganados al mar por la ingeniería humana pertenecen en realidad al agua. Entre las miserias burocráticas y la fuerza del destino, el especialista británico en cambio climático Nicholas Stern advertía el viernes desde «The Guardian» que «el cambio climático ya ha llegado». Y recordaba que cuatro de los cinco años más lluviosos jamás registrados en Gran Bretaña han ocurrido desde el 2000. Y que, en ese mismo periodo, han tenido lugar los siete años más calurosos.
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