El Papa estudia cambiar las normas vaticanas para adelantar el Cónclave

El portavoz del Vaticano señaló que el Papa había trabajado en posibles cambios «de algunas normas de detalle» de la constitución apostólica «Universi Dominici Gregis» para lograr «la plena armonización con otro documento sobre el Cónclave» que es el «Ordo Rituum Conclavis», un libro de 340 páginas que incluye todos los ritos y oraciones. Lombardi extremó la prudencia añadiendo que «en todo caso, la cuestión depende de lo que decida el Papa. Si se establece la norma, se anunciará en el momento oportuno».

Prácticamente al día siguiente a la renuncia de Benedicto XVI algunos cardenales italianos y miembros de la Curia comenzaron a promover un adelanto del Cónclave en lugar de esperar los 15 días desde el comienzo de la «Sede vacante» indicados en la constitución apostólica. Tanto Federico Lombardi como el vice prefecto de la Biblioteca Apostólica Vaticana, Ambrogio Piazzoni, que presentó una explicación técnica a los periodistas, afirman que «si todos los cardenales electores llegan a Roma y no hay que esperar a nadie, podrían adelantar el comienzo del Cónclave».

Varios cardenales importantes como el de París, André Vingt-Trois; el de Chicago, Francis George; y el de Nueva York, Timothy Dolan, se han opuesto a la posibilidad de adelantar las fechas. Consideran que es mejor hacer las cosas con calma. El purpurado neoyorquino afirmó ayer que «muchos de los cardenales dicen que podríamos tener el Cónclave lo antes posible, pero, por otra parte, no conviene precipitarnos». El motivo para no correr es que «necesitamos oración, necesitamos conocernos mejor, necesitamos tiempo para asimilar la marcha del Papa Benedicto».

Dolan volvió a rechazar a carcajadas la sugerencia de que es muy «papable», pero en cambio consideró «altamente probable» que resulte elegido un Papa de Norteamérica, de Latinoamérica, de Asia o de África. A partir de Pío X, todos los Papas han cambiado o actualizado algunas normas sobre la elección del sucesor, incluido Benedicto XVI, quien impuso el requisito de superar los dos tercios de los votos en todos los escrutinios, excluyendo la posibilidad de pasar a la elección por mayoría simple al cabo de diez o doce días de Cónclave, como había autorizado Juan Pablo II en la constitución apostólica «Universi Dominici Gregis».

Si el Papa introduce nuevas modificaciones para permitir un adelanto del Cónclave, es probable que indique también si los cardenales pueden tomar esa decisión por mayoría simple o si se requerirá la mayoría cualificada de dos tercios. Durante la «Sede vacante», el gobierno de la Iglesia está en manos del Colegio de Cardenales, incluidos tanto los 117 electores como los mayores de 80 años, buena parte de los cuales están todavía en condiciones de trasladarse a Roma. En líneas generales, un adelanto del Cónclave favorece intereses de algunas personas en la Curia vaticana y de los cardenales italianos, que tienen más adelantados los «deberes» para la transición, mientras que perjudica a cardenales de países lejanos, quienes conocen menos a los candidatos y, por lo tanto, desean tomarse el tiempo necesario.

La «Universi Dominici Gregis» prohíbe de modo riguroso cualquier tipo de «campaña electoral» antes de la «Sede vacante». A diferencia de los cardenales de la Curia vaticana, que trabajan juntos, y de los cardenales italianos, que se ven con mucha frecuencia, los del resto del mundo tienen menos oportunidades de comentar entre ellos asuntos delicados, sobre todo los de área geográficas y lingüísticas diferentes. Entretanto, el Papa y todos los altos responsables de la Curia vaticana continúan sus ejercicios espirituales en absoluto silencio hasta el próximo sábado, por lo que la mayor parte de la actividad del Vaticano está absolutamente paralizada.