El Gobierno alargará una semana la fecha de caducidad de los yogures
Cañete revisa los límites de consumo para los alimentos. Además, estudia reducir el tamaño de los envases y reutilizar los productos desechados
El Gobierno alargará una semana la fecha de caducidad de los yogures
El Gobierno se encuentra revisando las fechas de caducidad de los alimentos para alargar el tiempo fijado para su consumo y reducir así la cantidad de productos que acaban en la basura. En el caso de los yogures, por ejemplo, se baraja ampliar en una ... semana los 28 días que ahora se establecen para su consumo desde que se fabrican, según aseguraron a ABC fuentes del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.
El propio ministro, Miguel Arias Cañete, aseguró ayer que se pelea con sus hijos porque se come los yogures cinco días más tarde de la fecha fijada porque nunca le sienta mal: «Ya puede poner la fecha que quiera, que yo me lo voy a comer», dijo en declaraciones a RNE. Cañete confirmó que su departamento trabaja en «buscar un sistema de etiquetado más sofisticado que permita un margen de maniobra mayor donde pueda haber un problema de sabor, pero no de salud».
Desde Agricultura, junto con la Agencia de Seguridad Alimentaria, se estudia si la fecha de caducidad o de consumo preferente que la Administración o la industria imponen es correcto, ya que, apuntan las fuentes consultadas, las tecnologías de envasado han evolucionado, con lo que muchos productos pueden tener más vida útil de la que tienen reconocida oficialmente.
Arias Cañete: «Yo me como un yogur cinco días más tarde de la fecha y no me sienta mal»
Pero el Ministerio no solo revisa las fechas de caducidad o consumo preferente, sino también los tiempos de distribución y los hábitos de consumo par determinar en qué parte de la cadena se desperdicia para proponer medidas para cada una: productores, cooperativas, industria, distribuidores, restaurantes y consumidores. Entre las medidas que se están planteando, se incluye la reducción del tamaño de determinados envases y la reintroducción de alimentos desechados en la cadena, bien para consumo animal o bien para su reutilización en el ciclo si es posible. «Estamos mirando las fechas de caducidad, que los alimentos sean sanos, maximizar el funcionamiento de la cadena alimentaria y ver cómo se pueden utilizar, porque hay restaurantes, hogares y tiendas de alimentación que tiran o retiran alimentos porque estéticamente no tienen una buena apariencia, pero que se pueden comer perfectamente», señaló Cañete.
Según un estudio dado a conocer esta misma semana por Hispacoop, la Confederación Española de Cooperativas de Consumidores y Usuarios, cada hogar español tira a la basura 76 kilos de comida al año, aunque solo el 5% de los analizados reconoce que suele hacerlo. Según los datos que manejan los bancos de alimentos, en España se tiran entre ocho y nueve millones de toneladas, de los que el 42% corresponde a los hogares, el 39% a los productores, el 14% a los restaurantes y el 5% restante a las grandes superficies.
Ayer mismo, un informe del Instituto de Ingenieros Industriales del Reino Unido señalaba que hasta la mitad de los alimentos que se producen en todo el mundo, equivalente a 2.000 millones de toneladas, acaban en la basura. El profesor británico Tristram Stuart considera que con los productos que se dan por caducados en la UE y EE.UU. se podría obtener cuatro veces más alimentos que los necesarios para satisfacer las necesidades de todas las personas que pasan hambre en el mundo.
Otro estudio, dado a conocer por el Ministerio de Agricultura, menos de dos tercios de los consumidores, el 64,7%, distingue la diferencia entre fecha de caducidad -que es aquella a partir de la cual el alimento puede representar un riesgo para la salud- y fecha de consumo preferente -que marca el momento en que se alteran las propiedades sensoriales, como el aspecto, el olor o el sabor, pero sin poner en peligro la salud-.
El debate en la UE
En este debate, tiene mucho que decir, donde hace unos meses se levantó una polvareda con el anuncio en Grecia de que se permitiría vender productos caducados. Un grupo de eurodiputados ha propuesto ampliar el tiempo que un alimento es consumible u obligar a las envasadoras y a las fábricas a indicar que el producto no es peligroso más allá de la fecha de caducidad. Otros proponen dar una utilidad indirecta a los alimentos caducados que se desechan utilizándolos como fertilizante o como biomasa, según los casos. También hay quien cree que en estos tiempos de crisis se podrían distribuir sistemáticamente estos productos entre organizaciones asistenciales, aunque en tal caso nadie se quiere hacer cargo de los costes de distribución.
En la UE, el plazo de caducidad para los huevos conservados en frío es de 21 días, lo que funciona bien en la mayor parte de países. Suecia ha pedido aumentarlo hasta 28 días, teniendo en cuenta las condiciones climáticas en el norte de Europa, y el debate ha desvelado intereses más allá de los sanitarios. Manteniendo un plazo más corto, el mercado europeo se protege de las exportaciones norteamericanas, más baratas, que no tienen tiempo de llegar a los mercados del Viejo Continente, salvo que los productores pusieran a las gallinas en los barcos.
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