Opinión
Tejera vs. Rolling Stones
La alcaldesa de Jerez ha prohibido que la prestigiosa banda sevillana toque detrás de la Virgen del Carmen porque atraería multitudes

Imagínense la que se podría haber formado en las últimas manifestaciones en España y la de la Eurocopa en Roma si hubiera tocado Tejera. O en la explanada de Wembley minutos antes de la final del pasado domingo, si a Tristán le da por mandar a sus músicos a interpretar ‘Pasan los Campanilleros’ o ‘España cañí’. Avalanchas por todos lados. En Jerez, la alcaldesa ha vuelto a sacar los dedos por fuera del zapato y ha prohibido que la prestigiosa banda sevillana toque detrás de la Virgen del Carmen, que saldrá con ruedas por las calles de la ciudad el próximo viernes. Según las autoridades municipales, el hecho de que la formación musical participe en la procesión puede congregar multitudes. Lo que vienen a decir es que lo que atrae al público es la banda y no la magnífica imagen que lleva casi cien años coronada porque es una de las grandes devociones de Jerez. El Obispado acepta el argumento y se la envaina. Para no molestar.
La pasividad y el perfil bajo que están mostrando las cofradías y las autoridades eclesiásticas a la hora de plantear la vuelta del culto externo es un síntoma de la inmensa obsesión que tienen por evitar el qué dirán sobre algo que está intrínsecamente ligado a la cultura y la fe del pueblo. Las hermandades se fundaron para el culto público y ese es el fin principal que tienen, por encima de la formación y la caridad, que son los otros dos pilares imprescindibles. Claro que aún es pronto para volver a la normalidad y para sacar ya los pasos a la calle. De eso no hay duda. Los contagios vuelven a dispararse aunque la afección en los hospitales sigue estable gracias a la vacunación. Todo apunta a que en agosto se alcanzará la inmunidad de grupo y podamos verle ya por fin la espalda a la pandemia. Quién sabe si para el otoño... Por eso sorprende que estos acomplejados del entorno de las hermandades renieguen del debate sobre las procesiones y califiquen de friquis a quienes ansían volver a la normalidad de siempre.
En Jerez han dado un paso al frente, al igual que en Málaga y en Huelva, porque allí hay menos rubor que en Sevilla. ¿Saben ustedes que en la Macarena, la Esperanza y hasta en el Consejo y la delegación diocesana de Hermandades se habla internamente de procesiones de acción de gracias para cuando sea posible? ¿Y conocen las razones por las que no se plantea públicamente? Porque en la curia se prefiere esperar y hay un mandato expreso: que no salga nada de esto hasta que no decaiga el decreto del Arzobispado. Miedo, tengo miedo, cantaba Marifé de Triana.
Esto es como si en el Betis o el Sevilla, o en la Liga, los presidentes no pudiesen hablar del regreso del público a los estadios, vaya a ser que les critiquen por ser unos descerebrados. Luego están los anuncios catastrofistas: «La Semana Santa no volverá a ser lo que fue». Algún reumatólogo iluminado con ganas de notoriedad dice que los pasos no podrán salir porque atraen multitudes y que hacerle PCR a los costaleros sale muy caro. Por eso anima a que las imágenes salgan en andas porque, dice, así irá menos gente. Claro, porque si sale el Gran Poder en una pequeña parihuela de traslados no van los devotos. Lo que hay que leer. Más o menos igual que lo que piensa la alcaldesa jerezana de la banda de Tejera: que el atributo está por encima de la imagen. «Es que son los Rolling Stones de la música cofrade», le dice Mamen Sánchez a los de la hermandad del Carmen. Menos mal que el estudio ‘Trabajadera’, que evaluará el comportamiento del Covid debajo de los pasos, sacará conclusiones tan impactantes como que habrá que levantar los faldones, que el aguaor tendrá que llevar un jarrillo de lata específico para cada costalero o que, entre chicotá y chicotá, los hombres de abajo se deberán subir la mascarilla.
Mejor aíslese de todo el ruido, que hoy es martes y trece. Bájese el Spotify en el móvil, póngase usted los auriculares y busque en la antología de marchas clásicas de Tejera la ‘Música del Silencio’. Acostúmbrese a ella… es lo único que va a escuchar visto lo visto.
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