En cuarentena
Los chilladores
El último episodio ocurrió el domingo en la Esperanza de Triana cuando uno de ellos, en pleno clímax, le llegó a chillar a la Virgen: «¡Te duele el coño de ser tan guapa!»
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Iniciar sesiónVan en grupo envalentonados. Son chicos, la mayoría, y también chicas. Se ponen delante de los pasos de Virgen, o incluso de las andas de traslado de una imagen ya sea de gloria o dolorosa. Traen ensayada de casa la 'performance', totalmente planificada. Allí están, ... andando de espaldas, cangrejeros todos, con el vaivén de la bulla entre la presidencia y los acólitos. Se agarran entre ellos, cogidos del brazo, para hacer piña y coro. Comienza a sonar una marcha del chantatachán, que son con las que ellos se vienen arriba hasta que, justo antes de que llegue el fuerte tras el trío, la salve o el solo... dan paso al forzado éxtasis y toda la retahíla de gritos: «¡Viva la Madre de Dios, viva la que manda en su barrio, viva la que todo lo puede, viva la de la cara morena, viva la que es causa de nuestra alegría, viva la Reina de Sevilla!». Mientras, alzan sus manos tensas, con los dedos casi descoyuntados, y aplauden con los brazos arriba para así llamar más la atención. Casi nadie les sigue e incluso causan vergüenza ajena porque cruzan la línea hacia lo ridículo. Son los chilladores, un tipo nuevo de la Semana Santa, que se ha puesto de moda en los últimos años trayendo a Sevilla unas formas que son autóctonas de Cantillana y otros lugares donde este folklore es de verdad.
El último episodio ocurrió el domingo en el multitudinario traslado de la Esperanza de Triana, una de las imágenes capitales de la ciudad y a la que no le hace falta que nadie la jalee para causar emoción. En Triana siempre hubo vivas, e incluso se le cantaba aquello de «¿De dónde vienes? ¡De Triana!» o lo de «¡Trianera... guapa!» que, si bien no son del agrado de todos, nadie duda de que forman parte de la idiosincrasia popular. Pero estas 'Pacas', como incluso ellos mismos se autodenominan, lo fuerzan hasta el extremo y llegan a lo irrespetuoso. Uno de ellos, en pleno clímax bajo la casa del Mora, le llegó a chillar: «¡Te duele el coño de ser tan guapa!». Y así no, porque traspasa lo insultante, lo vulgar, lo grosero, impropio y ofensivo. Si eso lo grita un hombre a una mujer en plena calle puede ser denunciado.
“Te duele el coño de ser tan guapa”.
— Álvaro Aguilar (@aAlvaroAguilar) March 27, 2022
A estos personajes hay que expulsarlos de los actos públicos. Avergüenzan a todos con sus gritos y cansan, más aún cuando son siempre los mismos protagonistas.
Visto hoy en el traslado de la @EspDeTriana. pic.twitter.com/PnfIhThtS7
El problema es que estos personajes están en auge porque algunas hermandades, muchas de ellas de gloria con una devoción interna y de escasa proyección, se sirven de ellos para generar más impacto y refuerzan sus alaridos con petaladas a compás, movimientos costaleriles y marchas con el tachiro tachiro. Los chilladores, que han llegado para quedarse por desgracia, están reconocidos oficialmente y hasta tienen una película premiada en el Festival de Cine de Sevilla: «¡Doloooores, guapa!».
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