En la piel
El año de la Esperanza
La Macarena y La Esperanza. Es la misma mujer con dos rostros distintos
Sevilla
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Iniciar sesiónUna tiene la Rosa de Oro, la otra un Clavel de Plata. A la Macarena se la regaló el Papa, a la Esperanza de Triana el pueblo para que nunca olvidara la Operación Clavel, tan generosa como trágica. Una tiene, este año en sus vitrinas, ... un manto con una red camaronera para pescar almas, la otra una saya cerámica que parece modelada por los alfareros que mojaron sus manos en oro en lugar de hacerlo en barro. La Macarena añora las huertas, el olor a la fruta del mercado de la calle Feria, el de los puestos de pescado del de la Encarnación; la Esperanza lo que añora es el cante de los gitanos de la calle Pureza que un día fueron expulsados hacia los polígonos porque no quedaba bien eso de que al lado de las torres de la Plaza de Cuba vivieran ellos. La Macarena es la Virgen de La Barzola, del Cerezo, de los pisos de las Hermandades del Trabajo, barrios que van más allá de las murallas. La Esperanza de Triana lo es del Polígono de San Pablo, de las 3000 viviendas, de cualquier territorio al que tuvieron que emigrar los trianeros que entre sus pertenencias siempre llevaban el cuadro de su Virgen enmarcado para que presidiera la sala principal de la vivienda. Fotos que en el caso de las dos, a veces se recortaba de las cajas de mantecados el Mesías que endulzaban la Navidad con el anuncio de que tras esos polvorones llegaría la Semana Santa. Cuando sale a la calle la Macarena añora a Victoria la limpiadora que le dejó una noche la cama, a Juan Manuel, al Pelao, a Luis León, a Pepe Garduño, a Marmolejo padre que le hizo la casa. La Esperanza echa de menos a Fernando Morillo, a Anita Ruesga, a Vicente Acosta, a Amparito, a Juanito Borrero. Las dos se ven de vez en cuando. Hoy está cercano el recuerdo de aquellos días de diciembre en los que pasaron algunas horas frente a frente. Es la misma Mujer con dos rostros distintos. Es la misma Ciudad con dos maneras diferentes de entender la vida. Pero con un mismo horizonte que es también filosofía de vida: la Esperanza, bella y elegante como la de la Macarena, guapa a rabiar como la de Triana.
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