En cuarentena
Lennon y el Dueñas
Las flores de la Virgen de la Salud, al terminar la estación de penitencia, van a las manos de aquellos hermanos de Vera Cruz en los que la enfermedad ha hecho mella para que la Virgen de Triana les dé consuelo y mejoría
Nunca pensé que podría utilizar un pensamiento de John Lennon en un artículo de estas páginas cofrades de ABC de Sevilla, pero una de sus manidas frases me ha hecho reflexionar sobre lo que hacemos y dejamos de hacer en estos días de Cuaresma. Decía ... este Beatle que la vida es eso que pasa mientras tú estás ocupado dedicándote a hacer planes. Y así es, porque al final es Dios, por mucho que le pesase a John, quien te pone por delante situaciones de las que se aprende mucho y se olvida poco, a pesar de nuestro empeño en controlar y organizar hasta el último detalle de nuestra existencia. Y viene esto al caso porque hace pocos días descubrí cómo el azar te pone en bandeja experiencias enriquecedoras que me permitieron disfrutar de un día de Cuaresma sevillana inolvidable en el que dejé de lado otros quehaceres, a todas luces postergables.
En primer lugar, quiso el Señor que la casualidad me permitiera escuchar a uno de los hermanos Delgado explicando su exposición en la Fundación Cajasol ante el frontal de los respiraderos del paso de palio de Pasión. Cinco años de trabajo les costó terminar esta bellísima obra de arte que, en uno de sus laterales, guarda un secreto curiosísimo como es la representación de Cayetano González, a la sazón autor del paso de plata del Señor en esta misma cofradía, con un bolígrafo en su bolsillo.
Más tarde, y en diferente contexto, me enteré de que el diputado de cruz de guía de Vera Cruz y los cuatro faroles que lo acompañan reciben cada Lunes Santo en la Campana cinco claveles de la Virgen de la Salud de San Gonzalo, la hermandad que la precede en el discurrir por la carrera oficial. Lo precioso es que esas flores, al terminar la estación de penitencia, van a las manos de aquellos hermanos de Vera Cruz en los que la enfermedad ha hecho mella para que la Virgen de Triana les dé consuelo y mejoría.
Y además presencié, sin estar preparado en ningún modo, el encuentro de tres pregoneros de la Semana Santa de Sevilla en un lugar tan emblemático como el bar Dueñas, rincón del tapeo patrio para los irreductibles de la sangre encebollada, las albóndigas en salsa y el sabor de los bares de siempre. En los pocos metros cuadrados del salón estaban comiendo a la vez Joaquín Caro Romero, Francisco Berjano y Juan Miguel Vega. Los dos primeros ya nos enseñaron cómo llevar la Semana Santa a los rincones más profundos del alma de los sevillanos. El tercero lo hará en pocos días, seguro que con el mayor de los éxitos.
Con estas pinceladas y algunas más que me reservo terminó mi sábado de Cuaresma en el que me acordé del pobre de Lennon, quien no tuvo oportunidad de probar las albóndigas del Dueñas, pero sí de enseñarme que, a veces, hay que dejarse llevar para que Sevilla te sorprenda.
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