Tradición puesta al día

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:«No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud.En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de ... cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley.El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos.Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos».La Ley y los Profetas equivale a decir todo lo que el pueblo de Israel ha venido creyendo y practicando hasta entonces. Pero seguro que los cofrades saben encontrarle una aplicación concreta a esa expresión que recoge la tradición, lo acostumbrado, lo que siempre se hizo del mismo modo… aunque fuera perdiendo por el camino vigor y su significado último se desdibujara. Seguro que en nuestras hermandades hay un sinfín de costumbres, hábitos y situaciones que parecen provenir de los tiempos de la Ley y de los Profetas pero ya desdibujadas por el paso del tiempo. Jesús no viene a abolir, sino a llevar a una nueva dimensión, subir el nivel podríamos decir, dar un nuevo uso a lo que se acostumbraba. Las hermandades han sido garantes de la transmisión de la fe durante siglos, pero la llamada de Jesús en el Evangelio de hoy las empuja a saltar de dimensión, a poner al día todo lo que han recibido para cumplir el encargo perentorio que hoy tienen: la evangelización.Noticias relacionadas