Saiz: «No nos estamos pasando con los cultos externos, son muy positivos»

Hace casi un año ya que le nombraron arzobispo. ¿Es Sevilla tal y como se la imaginaba?

No la imaginaba de ninguna manera, había estado en tres visitas de trabajo. Tenía unas nociones de que era una ciudad y provincia importantes. Desde el nombramiento, el venir unos días aquí me dejó una sensación de grandeza en su historia civil y eclesiástica, en el pasado, en el presente y trabajaremos para que lo sea en el futuro.

¿Somos tan distintos los andaluces de los catalanes como para quieran separarse?

Los andaluces y los catalanes, ahora que empezamos la Cuaresma, lo que tenemos que hacer es convertirnos, dejar que el Señor nos cambie el corazón. Y ya está.

¿Entiende la polémica con las declaraciones sobre las rotaciones de nazarenos que hizo?

No, es que a mí no me corresponde ni decidir y casi ni pronunciarme. Yo todavía no tengo una composición de lugar hecha y eso le corresponde a los hermanos mayores y al Consejo de Cofradías. Ya lo resolverán, armonizarán el espacio y el tiempo y la cantidad de personas que tengan que salir. Lo que me corresponde es motivar para que se viva con profundidad y con mucha espiritualidad la Cuaresma y la Semana Santa.

¿En qué escala conflictiva estaría este asunto en su antigua diócesis de Tarrasa?

Allí había un vía crucis el Viernes Santo y una procesión de reencuentro el Jueves Santo por la noche, además del día del Corpus. No había más procesiones. Pero los problemas están para encontrar soluciones y en éste, como en tantos otros, ya se hallará.

Ahora empezamos una Cuaresma que es un tiempo de preparación para la Pascua. ¿Qué penitencia nos pondría a los sevillanos?

Cada uno tiene que hacer examen de conciencia y ver en qué necesita conversión. Los sevillanos, como todos los seres humanos, es bueno que volvamos la mirada a Dios y, si ya la tenemos enfocada, que la purifiquemos, la limpiemos y nos acerquemos más. Que volvamos la mirada al hermano más necesitado y para ver qué cosas que llevamos en la mochila debemos ir dejando en el camino.

Lleva ya unos meses en los que han pasado muchas cosas y ha conocido la religiosidad popular que, a nivel eclesiástico, al menos mediáticamente, lo eclipsa casi todo. ¿Qué impresión le ha dado?

Es un tesoro grande y que es como un muro de contención contra la secularización y que nos lleva a lo superficial, al consumismo, a olvidar lo trascendente y de Dios. En la religiosidad popular se resuelve en buena parte un elemento muy importante de la fe y de la misión de la Iglesia que es la transmisión de la fe a las nuevas generaciones. En las hermandades, esa transmisión a los pequeños y los jóvenes se realiza con mucha naturalidad, como ha sido toda la vida. Eso es muy importante, por eso es un tesoro auténtico que hemos de valorar, conservar y potenciar.

Puede estar usted contento porque, en su llegada, no le dieron la estampita. ¿Se puede decir que ha entrado usted con el pie derecho?

Yo lo que puedo decir es que me siento acogido con mucho cariño y de una forma muy agradable. Cuando voy a las parroquias, a las hermandades o a actos sociales me encuentro mucho cariño y un trato muy agradable.

No sé si ha podido ver el calendario de actos y cultos que tiene esta ciudad en Cuaresma. Este fin de semana salen diez imágenes a la calle. ¿Nos estamos pasando?

No, es que la vida fluye y a mí me parece muy bonito e importante que haya niños, jóvenes y adultos que vivan su fe y que quieran expresarla y manifestarla en el espacio público. Eso es bueno y, con el orden debido y la coordinación, es algo muy positivo.

Hablemos de la Semana Santa. Son 70 cofradías. ¿Piensa verlas todas?

Veré todo lo que pueda. Me tengo que organizar porque he de presidir los oficios en la Catedral, que es lo más esencial. Y estudiaré a ver cómo me reparto. Me gustaría estar con todos. Luego ya veremos cómo lo armonizamos. Aún no tenemos un plan definido.

Habrá muchos estrenos. Sobre todo los niños. Y el suyo. Y también habrá tramos con muchos vacíos después de la pandemia. ¿Cómo se imagina el Domingo de Ramos?

El Domingo de Ramos siempre es un día muy bonito. En Tarrasa hacíamos la bendición de los ramos en la plaza de la Catedral, que se llenaba de júbilo y alegría. Uno tiene que sentirse como aquellos niños y habitantes de Jerusalén que aclamaban al Señor. Me imagino que será así pero más a lo grande todavía.

La misión del Gran Poder ha abierto nuevos caminos. ¿Cree que debe ser un modelo a seguir para otras hermandades?

Ha sido un hito importante en la Iglesia de Sevilla. Ha abierto un horizonte de evangelización que ahora otras hermandades podrán seguir o no. Hay que tener también unas dimensiones suficientes como para acometer una tarea de esa magnitud. Yo creo que se seguirá, pero eso ya cada hermandad tiene que ver. Yo le expliqué al Papa el tema de la religiosidad popular y de sus tres pilares: el culto vivido en profundidad, la formación y la obra social. Y dije que la misión del Gran Poder es novedosa y ha servido para ensanchar el horizonte y abrir una nueva dimensión. Al Papa le interesó mucho porque valora mucho la religiosidad popular.

Ese 'kairós' que hemos vivido en los Tres Barrios, ¿ha sido un oasis o verdaderamente ha sido una revolución?

La voluntad del Señor del Gran Poder es que no quede en un bello recuerdo y la nuestra debe ser también esa. Y nos debemos aplicar todos. Ya lo dije en un artículo que debemos hacerlo la Iglesia, Cáritas, la ONG laicas o católicas y las instituciones que hay allí trabajando. Pero después las administraciones deben tener una implicación importante. Nosotros podemos llegar a ese primer nivel de solucionar necesidades básicas o al nivel de capacitar a las personas para que se puedan ganar la vida con dignidad. Pero luego hay otro nivel de inversiones e infraestructuras que ya se nos escapa y forma parte de la tarea de las administraciones. Debemos estar todos muy unidos porque el enemigo a batir es duro. Me gustaría que la misión del Gran Poder marque un antes y un después y haya signos y gestos de que algo empieza a cambiar por allá y que será progresivo.

En los próximos meses se espera la reorganización de la curia. ¿Cuál será su línea maestra?

Cuando una institución funciona bien, hay un principio elemental que es el de la continuidad cuando llega un nuevo responsable. Aquí me he encontrado una diócesis viva, bien organizada y que da frutos en todos los sentidos. Después ya iremos viendo qué se pueda ajustar y mejorar para responder a los nuevos retos. No será un cambiar por cambiar.

A nivel de vocaciones, la Archidiócesis está en una posición privilegiada, aunque usted viene de un lugar que es modelo en este asunto.

En Sevilla, en septiembre entraron 12 nuevos seminaristas y me parece que tendré a final de curso la ordenación de ocho nuevos sacerdotes. Eso es hoy en día un privilegio. Aquí el tema vocacional va funcionando. Ésta es una de las prioridades que he trabajado en Tarrasa y que continuaremos. El seminario es el corazón de la diócesis.

¿Cree que es suficiente la auditoría externa que ha encargado la Conferencia Episcopal para frenar la polémica por los abusos a menores por parte del clero?

Esa auditoría está muy bien planteada y el deseo nuestro de los pastores es que se vaya hasta el fondo. Y que las cosas se hagan bien, que se investigue todo sin ninguna cortapisa.