El pregón póstumo de Rafa Serna
Hoy es Domingo de Pasión y se abrirá el Teatro de la Maestranza, el día idóneo para sacar a la luz los textos que Serna le escribió a Dios en su agonía
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Iniciar sesiónEn los primeros días de enero de 2017, Rafael González Serna estaba aislado junto con su mujer , Magdalena, en una burbuja del Hospital Virgen del Rocío. Cuando salió al atril del Teatro de la Maestranza, sólo unos meses antes, ya llevaba en la ... pierna un ganglio que le aventuraba su destino. Pero Rafa se sometió al segundo trasplante de médula con esperanza . Y con la Esperanza. Fueron días largos, muy duros, en los que embocó el túnel del paraíso. Y en aquella agonía de la que pudo salir a fuerza de mucha voluntad, vio a Dios más cerca que nunca, así que en una libretilla que tenía sobre la mesilla se puso a escribir sin filtro. Desde la propia burbuja envió aquellos textos a su amigo Miguel Martínez de Castilla , uno de esos ángeles que sobrevuelan Sevilla sin que nadie los note, viejo hermano mayor de San Isidoro, cirineo por naturaleza. Miguel lo guardó todo y poco después de la muerte de Rafa, tras acordarlo con toda su gente, me entregó la obra inédita de aquellas postrimerías con una aclaración: «Para Alberto García Reyes, que haga el uso que estime oportuno».
Hoy es Domingo de Pasión en Sevilla y se abre el Teatro de la Maestranza , su teatro, su atril, para celebrar un homenaje al pregón. Y es también tiempo de hospitales, de ausencias, de Dios sin cofradías. No encuentro una ocasión mejor para difundir la lírica evangelizadora del lecho de Rafael González Serna . Son textos concisos porque el desgarro no tiene adornos. Oraciones directas. Él los tituló «Poesías desde el hospital». He seleccionado tres. La primera está dedicada a la Salud de San Gonzalo con motivo de la salida extraordinaria por su coronación en la Catedral, que se produjo en octubre, justo antes de su ingreso en la burbuja:
Llegó a tiempo la mañana,
se despertó con amor
una rosa en un balcón
de una plaza de Triana
y allí en el barrio León
soñó con doce varales
y sobre blancos costales,
Salud de mi corazón,
te envidiaron los rosales
desde el puente hasta el Tardón.
La segunda reflexiona sobre aquel acontecimiento, pero desde la perspectiva de su enfermedad :
Hoy descansan...
las musas sevillanas,
dejan que pase el aire fresco,
que avance tibia la mañana,
que todo sea suave y lento...
Y apoyado en mi ventana
le daré vuelo a los sueños,
para eso yo soy el dueño
de la verdad de mi alma.
Si ya no tuviera más,
si no me quedara nada,
bajo negros nubarrones,
sobre la playa mojada,
si las calles se asomaran
sin flores en los balcones,
si todo supiera amargo
o no tuviera sabores,
si se fueran los aromas,
si no quedaran olores,
si la daga de la noche
me guardara algún reproche
y el alba de la mañana
al llegar no me conoce,
si Sevilla me dejara
sin su caricia y el roce
de la lluvia, de la brisa,
sin el sol la luz que brilla,
sin el azul de su cielo,
claridad de un alma limpia...,
te prometo que aun sin vida
vagaría en estas calles
una eternidad perdida.
Deambulando en estas calles,
arrastrando de mi vida,
y así, abrazado al talle,
de una botella vacía
te vería en el cristal
bella y hermosa, Sevilla.
La tercera es su confesión final para llegar limpio de pecados a la eternidad:
Si es verdad que se acaba
esta travesía de miedo e incertidumbre,
que todo tiene un sentido y un porqué,
si como dicen todo está escrito
y ha de pasar... que pase.
Iré con honor donde me digas,
con valor donde me mandes,
con la cruz donde te siga
y con amor por Ti
a lo desconocido.
El pasado 26 de febrero se han cumplido dos años de su muerte , pero en el atril de Sevilla Rafael González-Serna Bono siempre vivirá.
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