PERSONAJES DE LA AUSENCIA
Juan Carrero (Las Penas): La visión de un sabio
Considerado como uno de los grandes historiadores de la Semana Santa sevillana, su figura es esencial en el diseño de Las Penas de San Vicente
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Iniciar sesiónQuizás la rotulada hace doce años con su nombre no sea la más luminosa y amplia calle de San Vicente, justamente en la que nació en 1934 al lado de los Baños de la Reina Mora, pero una de las hermandades de esta histórica collación ... sevillana, Las Penas, debe a Juan Carrero Rodríguez casi todo su sentido actual y, desde luego, buena parte de su relevancia como corporación . Cargada de estilo y de personalidad, alejada de las modas y las estridencias, la cofradía del Lunes Santo goza hoy del prestigio que tiene gracias a su tremenda aportación desde que llegó a su junta de gobierno en 1953.
En los años 60, después de fundar él mismo en 1955 la hermandad de La Redención, inició su faceta como investigador en los archivos sobre los anales de las cofradías de Sevilla, publicando varios libros entre los que destacan «Anales de las Cofradías de Sevilla», «Diccionario Cofradiero», el «Gran Diccionario de la Semana Santa» o «Historia de la Semana Santa de Sevilla», obras que le hacen ser considerado como uno de los grandes historiadores en la materia.
Las Penas el Lunes Santo. Foto: J. M. Serrano Un auténtico erudito, de hecho. Al trasladar toda esa sabiduría a su hermandad, el crecimiento de ésta comenzó a ser notable. En 1967 diseñó él mismo la cruz de guía , esa a la que cantan saetas, y ese mismo año fue el responsable de la compra a la hermandad de Jesús Nazareno de Écija de la espléndida cruz de carey y plata del siglo XVIII que el Señor carga en su hombro izquierdo.
En el año 75 lideró los actos por el centenario fundacional de la hermandad y cuatro después, en 1979, logró culminar la redacción de las reglas de la misma. De su puño salieron esas normas y con sus manos, de hecho, colaboró en la restauración de las dos imágenes titulares, Jesús de las Penas (1980) y la Virgen de los Dolores (1965) . Además, numerosos de los enseres que ahora luce su corporación fueron diseñados por él mismo. No debe resultar exagerado, por tanto, afirmar que es el «arquitecto» de la hermandad, que le otorgó su medalla de oro en el año 1981 y le rindió homenaje en 2003 por sus cincuenta años consecutivos en la junta de gobierno. Sin llegar a ser nunca, por cierto, hermano mayor, pese a su relevancia indiscutible en la institución. Carrero falleció en junio de 2006 y no pudo disfrutar de la etapa de su hijo en ese cargo que jamás ostentó él mismo, paradójicamente, algo por lo que su vástago, Juan Carrero García-Tapial , siempre se ha lamentado. «Me hubiera gustado disfrutar de estos años en su compañía», proclamaba. Pero los hechos y el gigantesco legado son ya motivo más que suficiente para glosar y mantener en la memoria su figura. Si la dolorosa de su hermandad está mirando al cielo, probablemente lo haga también para buscarle y darle las gracias.
La Virgen de los Dolores, a su salida / J. M. Serrano Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
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