La lluvia destroza un Domingo de Ramos de decisiones controvertidas

No se recordaba en Sevilla un Domingo de Ramos tan negro desde 2013. En aquel año, un fuerte aguacero sobre las cinco de la tarde rompió por completo la jornada y solo La Estrella fue capaz de hacer su estación de penitencia a la Catedral. El de este año fue parecido a aquel de infausto recuerdo. La diferencia estuvo en un cúmulo de decisiones desafortunadas, amparadas en una supuesta valentía por parte de las juntas de gobierno, que finalmente salió mal. Las que decidieron salir lo hicieron con el suelo seco, soportando leves gotas de agua y barro que aparecían durante el recorrido y que, finalmente, arreciaron sobre las 18.30 horas para terminar de destrozar la jornada, provocando que las pocas cofradías que en ese momento estaban en la calle tuvieran que encontrar acomodo en el interior de la Catedral.

Por aquel entonces, la Borriquita ya habia finalizado una estación de penitencia fugaz, que le hizo pedir la venia en Campana con 25 minutos de adelanto. El arzobispo de Sevilla, José Ángel Sainz Meneses, concedía el permiso de paso a la joven Leticia, la niña encargada de abrir este año el paso por la Carrera Oficial. «Le pedimos al Señor que aguante un poquito la tarde«, dijo el prelado. Pero la tarde no aguantó. A duras penas, la hermandad de Jesús Despojado logró llegar hasta la Catedral. También lo hizo La Cena, que en menos de una hora se plantó de Los Terceros a la Campana. La cofradía intentó volver a su templo y sacó inexplicablemente a sus dos primeros pasos del templo metropolitano a pesar de la lluvia, pero no le quedó más remedio que dar marcha atrás. Tanto el Señor de la Cena como el de la Humildad y Paciencia lo hicieron protegidos por un capote que dejó una de las estampas únicas del día. Ambas decidieron suspender su salida, a la espera de poder regresar a lo largo de la semana.

En el interior de la Catedral estaba en esos momentos el misterio de la hermandad de La Paz, que sobre las tres de la tarde decidía romper en dos su cofradía. El cortejo del Cristo de la Victoria aceleraba el paso para encontrar refugio en la seo y el paso de palio se daba la vuelta en la avenida de la Borbolla para regresar al Porvenir. Lo hizo después de que su junta de gobierno tomara la decisión de salir a la hora prevista, sobre las 13 horas, cuando la lluvia era solo un anuncio sin concretar. Tuvo que modificar su recorrido de ida porque el Ayuntamiento de Sevilla había cerrado el Parque de María Luisa por la alerta amarilla activada por Meteorología. Aún así se arriesgó a salir, aseguran que porque los partes le invitaban a ello. Lo hizo a un ritmo aceleradísimo desde el inicio, que les llevó a ninguna parte y les obligó a volver. El misterio tuvo que quedarse en la Catedral y la hermandad tendrá que acomodar ahora una fecha para su vuelta a la parroquia de San Sebastián.

Fue un día de decisiones contradictorias. Pocos minutos después de que La Paz diera un paso al frente, La Hiniesta tomaba la decisión contraria. Hasta en dos ocasiones se reunió el cabildo de oficiales en San Julián, pero no les quedó otra salida que suspender su estación de penitencia. «Lo hemos intentado de todas las formas pero ha sido imposible«, aseguraba un emocionado Nicolás de Alba, que este año se despedía como hermano mayor. En el interior de la parroquia ni siquiera se habían repartido los cirios y tampoco se había formado la cofradía, pero lo cierto es que el acuerdo sorprendió porque iba en dirección contraria a lo que había hecho La Paz minutos antes. Al final, La Hiniesta resultó ser la hermandad más sensata de la jornada y, aunque suspendió su salida cuando todavía no había caído ni una gota, acabó acertando de pleno.

El bajón en los ánimos que provocó la decisión de La Hiniesta se transformó en una cierta esperanza cuando las cofradías más cercanas a la Catedral confirmaron que harían su estación de penitencia. La primera en hacerlo fue la Borriquita, que se arriesgó a pesar de contar con un cortejo formado exclusivamente por niños. El Señor de la Sagrada Entrada salió con mucha rapidez del Salvador y recorrió toda la plaza de una sola chicotá. Tras el misterio, los músicos de la banda del Sol prescindieron de las plumas de sus cascos, presagio de lo que iba a ocurrir. También decidió dar un paso al frente la hermandad de Jesús Despojado, que dedicó su salida a Loren, un costalero que había fallecido la misma mañana del Domingo de Ramos de un infarto. Logró llegar la cofradía de Molviedro hasta la Catedral y ahí se quedó, tras intentar regresar con poca fortuna por un itinerario breve por Almirantazgo y el Postigo.

El aguacero de las 18.30 horas llegaba minutos después de que la hermandad de San Roque anunciara la suspensión de su estación de penitencia. En Recaredo, una vez analizados los partes, ni siquiera se plantearon pedir una prórroga al Consejo. La decisión la tuvieron clara desde el primer momento, pues el escenario de inestabilidad no invitaba a hacer locuras. Tampoco tuvieron muchas dudas en La Amargura, donde a la hora fijada para la salida se daba a conocer el acuerdo del cabildo de oficiales: no habría nazarenos blancos este año por las calles de San Juan de la Palma. Una decisión llena de cordura que evitaba poner en riesgo el rico patrimonio de una cofradía que de nuevo volvió a dar una lección de sensatez en medio de una tarde inusual en todos los sentidos.

Algo más tardó en decidirse la hermandad de La Estrella. Su junta de gobierno lo intentó por activa y por pasiva, analizando los partes en profundidad y hasta solicitando una prórroga de 30 minutos al Consejo que le fue concedida. La banda del Rosario de Cádiz, el gran estreno musical de la jornada, amenizó la espera en la calle San Jacinto interpretando varias marchas procesionales. Una especie de concierto improvisado, nunca antes visto en la Semana Santa de Sevilla, en el que entre otras sonó 'La Valiente', en clara referencia a la fama que precede a la cofradía trianera. Pero esta vez no pudo ser. Sobre las 19 horas, el hermano mayor comunicaba la suspensión de la estación de penitencia. El Amor terminó de cerrar la cascada de negativas un poco después. La noche se había metido por completo en agua y estaba para todo menos para poner una hermandad en las calles de Sevilla.

Los miles de sevillanos que seguían a esa hora por el entorno de la Carrera Oficial buscaban refugio frente a la lluvia. El ir y venir de personas chocaba con los nazarenos empapados que regresaban a sus casas con su misión a medio hacer. Ahora queda por saber cuándo será posible que los seis pasos que permanecen en la Catedral puedan volver a sus templos, algo que dependerá de los acuerdos que adopten los cabildos de oficiales de La Paz, Jesús Despojado y La Cena. Es, sin duda, una de las imágenes históricas que nos deja este Domingo de Ramos para olvidar. Habrá que ver cómo pesa lo ocurrido esta jornada en el resto de días de la Semana Santa, en los que las previsiones meteorológicos no son por el momento nada optimistas.