Un domingo de la Santísima Trinidad repleto de sacramentales

El Santísimo recorrió las calles de siete feligresías: Heliópolis, Torreblanca, Cerro, San Gonzalo, San Pedro, San Ildefonso y San Nicolás, tres procesiones bajo palio y cuatro con pasos.

El Cerro, justo después de la llegada de la hermanda filial rociera, celebró su Corpus por la feligresía, una vez finalizada la eucaristía de las 8.30 horas de la mañana. Ambiente de puro barrio, calles engalanadas, altares por el recorrido, todo muy medido porque esta feligresía dota de gran importancia al Santísimo, lo que representa al Señor para los creyentes. Es por ello que los hermanos van con chaqués, incluido el capataz y auxilares del paso.

Guillén, esa gran figura de tanta importancia para el Cerro comandó el paso de la custodia, unas andas culminadas recientemente con la recuperación de los respiraderos del primitivo paso de la Virgen de los Dolores. Las Nieves de Olivares puso la música en una mañana emotiva. No faltaron esas señoras del barrio, personas que son el fiel reflejo de un Cerro centenario. Son verdaderamente entrañables, son ejemplos de la vida, son historia grande de uno de los rincones donde más se vive la religiosidad popular.

Al otro extremo de la ciudad, en San Gonzalo, salía el Corpus por tercer año consecutivos con dos pasos, el de la Medalla Milagrosa y la custodia, unas andas, ésta última, que estrenaba ostensorio de Jesús Domínguez. Amplia participación, una luz espléndida en un entorno que parece estar hecho para ver al Santísimo por sus calles.

En San Nicolás, el Señor recorrió la feligresía bajo palio, en eucarística. Las procesiones de impedidos finalizaron porque tienen que ser celebradas en tiempo de pascua, es decir, hasta Pentecostés. Hermoso recorrido, por calles estrechas, una salida íntima y con gran participación de sus hermanos.

Muy cerca, en San Pedro, también salió el Señor bajo palio. Es de destacar el crecimiento de esta corporación en los últimos años. Es una de las siete sacramentales no fusionadas mantenidas y va a más. Recorrió los conventos de la feligresía, los templos, con la música de la banda del Maestro Tejera.

Santa Marina mantuvo el altar del jubileo, la Amargura la custodia, emotivos eran las visitas a los conventos con las órdenes religiosas que adoraban al Señor, pero aún más lo fue en la casa de los artistas, cuando todo el cortejo accedió a este recinto convertido en residencia, con la presencia de todos los mayores, un deleite para los los sentidos.

Al igual que San Pedro, San Ildefonso es otra sacramental no fusionada. Aquí llevan al Señor en una imponente custodia, recorriendo de la plaza de San Leandro, la zona de Santiago, Juan de la Encina, Imperial o la Casa de Pilatos, otra procesión digna de ser admirada por el recorrido tan bello que tiene y por cómo una corporación pequeña sigue dando culto al Santísimo con tan buen hacer.

Torreblanca volvió a sacar su Corpus como cada último domingo de mayo. La procesión sale de una parroquia y entra en la otra. Lleva un cortejo repleto de niños y jóvenes, lo que asegura el futuro en las cofradías. Cerró la mañana la sacramental de Heliópolis, una hermandad, la de la Misión, que prosigue conmemorando el 75 aniversario fundacional.