Del bulo de la ley seca al exitoso plan de seguridad para la Magna de Sevilla

Pese a que las previsiones avisaban de una afluencia de en torno a un millón de personas, los datos estimados señalan que finalmente fueron alrededor de 700.000 los asistentes a la cita, una cifra que tampoco es desdeñable y que confirma que el dispositivo de seguridad fue el correcto, con más de 2.500 agentes de Policía Local y Nacional, efectivos y voluntarios de Protección Civil y el grueso de todas las plantillas municipales, especialmente de Lipasam, Tussam y Bomberos.

Aunque el alcalde reconoció ayer que de haber tenido previamente los datos exactos de asistencia, su decisión con respecto a la hostelería hubiera sido otra, lo cierto es que las medidas adoptadas por el Ayuntamiento de Sevilla se circunscribían exclusivamente al uso de veladores en la calle, pese a que muchos creyeron que se había prohibido servir alcohol y que incluso se había obligado a cerrar a ciertos negocios. De este modo, durante este fin de semana no hubo ningún tipo de ley seca como la que en años anteriores se había fijado para ciertos días de la Semana Santa y los negocios podían tanto recibir clientes en el interior de sus locales como ofrecerles bebidas alcohólicas. Por tanto, la decisión del Consistorio sobre el uso de los veladores era equiparable a la que históricamente se toma con los vehículos estacionados en las calles por las que pasan cofradías, bien retirados por sus propietarios bien retirados por la grúa municipal.

El teniente de alcalde y delegado de Seguridad del Ayuntamiento de Sevilla, Ignacio Flores, lamenta, en declaraciones a este periódico, el malestar generado por la decisión del gobierno municipal de restringir el uso de veladores en las zonas céntricas, aunque considera que a los hosteleros se les trasladó una información errónea «porque todos los bares podían abrir y vender alcohol». «¿Quién se inventó que no podían hacerlo?», se pregunta. Donde sí reconoce su mano dura es con la venta ambulante en torno a la procesión: «Durante todo el día se estuvo retirando globos, impidiendo la venta de alcohol ambulante y todo lo que pudiera suponer un obstáculo para los peatones en la vía pública. Nuestra preocupación era evitar problemas en las vías de evacuación que se habían acordado en el Cecop».

Para Ignacio Flores, el dispositivo de la procesión magna ha sido, si no el mayor, uno de los mayores retos a los que se ha enfrentado como concejal del ramo. «La Semana Santa o la Feria de Abril son eventos a los que en esta ciudad estamos preparados, pero éste ha sido el más grande y complejo porque teníamos que ponernos de acuerdo con todas las administraciones y servicios municipales». Según explica, tras rubricar la última Feria de Abril comenzaron a convocarse semanalmente reuniones técnicas en el marco del Centro de Coordinación Operativa (Cecop) y, en las últimas fechas, las reuniones fueron casi a diario.

El delegado de Seguridad subraya que la gran noticia de la procesión magna en materia de seguridad «es que no ha habido noticia». «Tengo que felicitar a todos los servicios municipales, pero me quiero centrar especialmente en esos 150 voluntarios de Protección Civil que siempre son los grandes olvidados y que son los primeros en estar a pie de calle», reconoce el delegado.

Al blindaje policial, las medidas adoptadas y el protocolo elaborado hay que sumarle el comportamiento de la ciudadanía, «ejemplar» según Ignacio Flores, quien incluso recalca que se ha moderado la costumbre de «cangrejear» frente a los pasos. Aunque suscitara polémica, una de las medidas que los expertos han valorado como más exitosa es la de reemplazar las clásicas vallas por líneas de pintura roja sobre la calzada para delimitar la zonas del público, sin tomar riesgos ante posibles avalanchas. «Es una medida que se estableció hace varios años y que repetiremos en la cabalgata y para otros acontecimientos».

Una imagen que no pasó desapercibida para los sevillanos fue la de los autobuses articulados de Tussam y los camiones de Lipasam y Emasesa atravesados en los accesos de las principales vías del recorrido de la magna, como medida de seguridad ante posibles ataques terroristas. Según da a conocer el delegado municipal, fue a propuesta de la Policía Nacional «para impedir que pudieran irrumpir y atropellar a los asistentes», recordando que España sigue en el nivel 4 de la alerta antiterrorista.

Sobre el comportamiento de las hermandades, Ignacio Flores agradece que éstas cumplieran en líneas generales con los horarios acordados porque «era necesario para mantener los servicios dispuestos». Y reconoce que eran conocedores de las peculiares costumbres de los devotos de la virgen de Setefilla, a quienes agradece «que fueran con prudencia y siguieran nuestras peticiones para sus relevos».