El truco para guardar el nórdico de la cama y que se mantenga como nuevo hasta el próximo invierno

El primer paso en la limpieza de un edredón es eliminar el polvo y los alérgenos que se acumulan durante los meses de uso. Utiliza una aspiradora con un accesorio de cepillo suave para aspirar la superficie del edredón. Este paso facilita una limpieza más profunda y efectiva, asegurando que el edredón esté libre de partículas antes de proceder con el lavado.

Antes de lavar el edredón, es importante revisar si tiene manchas. Trata estas áreas con un quitamanchas adecuado, aplicándolo directamente sobre la mancha y dejándolo actuar según las indicaciones del producto. Frota suavemente con un paño limpio y húmedo y deja que las zonas tratadas se sequen completamente antes de seguir con el lavado.

Si el edredón es apto para lavar en máquina, es recomendable utilizar una lavadora de gran capacidad para evitar daños. Lava el edredón en un ciclo delicado con agua fría y un detergente suave. Para edredones blancos, puedes añadir un chorrito de vinagre blanco de limpieza para mantener su blancura. Asegúrate de no sobrecargar la lavadora para permitir que el edredón se limpie adecuadamente y mantenga su forma.

El secado es un paso importantísimo para evitar la formación de moho y malos olores. Para edredones de plumas, usa una secadora a baja temperatura y añade unas pelotas de tenis limpias para mantener el edredón esponjoso y evitar que el relleno se apelmace. Si prefieres secar al aire libre, elige un lugar con buena ventilación y evita la exposición directa al sol, especialmente para edredones sintéticos, para prevenir daños en el tejido y el color.

Una vez limpio y seco, airea el edredón en un lugar seco durante unas horas antes de almacenarlo. Es preferible guardarlo en una funda de algodón o lino, lo que permite la circulación de aire y evita la acumulación de humedad y la aparición de moho. En lugar de doblarlo, enróllalo para evitar pliegues y arrugas que puedan dañar el relleno con el tiempo. Elige un lugar de almacenamiento fresco, seco y oscuro, evitando zonas propensas a la humedad, como sótanos o áticos, para mantener el edredón en perfectas condiciones hasta el próximo invierno.