Un anciano muere al caer por un pozo de cuarenta metros de profundidad que cavó en su cocina tras soñar que había oro

Lo más chocante de la historia es que el abuelo había cavado él mismo el pozo durante semanas porque un buen día tuvo el «sueño profético» de que en los cimientos de su casa, en concreto bajo la zona de la cocina, había un tesoro. Él mismo explicó que una voz espiritual le llegó a asegurar que iba a encontrar oro y se obsesionó con ello.

Las heridas fueron importantes y los Bomberos de Ipatinga, que acudieron al lugar de los hechos, no pudieron hacer nada para salvarle. Los equipos de salvamento, por cierto, alucinaron con la infraestructura creada. Testigos explican que ese jueves cuando Pimenta salió del agujero perdió el equilibrio y cayó fatalmente al fondo de la excavación.

La caída fue mortal: los bomberos lo rescataron y presentaba varios politraumatismos, fracturas abiertas en ambas piernas así como en la cadera y un grave golpe en la cabeza.

Las imágenes del pozo, que los bomberos hicieron públicas, son impactantes. Y es que se veía un agujero en el suelo de una habitación normal y corriente de una casa junto a un sistema de cuerdas y cableado, con el que se supone que el anciano pretendía subir y bajar a la zona que supuestamente tenía oro.

Se deduce que João usó una radial para cortar los azulejos del suelo y abrir el gran agujero, que tenía unos 90 centímetros de diámetro. Los medios locales destacan que el hombre pasó más medio año aproximadamente elaborando el pozo y algunos aseguran que incluso llegó a contratar gente para realizar tales trabajo, pagándoles unos 13 euros por día. Además, obsesionado con la cuestión, vendió casi todas sus propiedades para hacer realidad su sueño.