La plantilla ensalza el liderazgo mundial de Cristiano

CR7 camina por el mismo sendero de gloria para reeditar el Balón y la Bota áureos. Ronaldo alcanzó anoche los trece goles en las seis jornadas de Liga que ha disputado. Se perdió el partido de San Sebastián. Ante el Athletic anotó otro triple.

Lleva 22 tripletes, los mismos que Zarra y Di Stéfano en sus carreras. El promedio rematador del portugués es el mejor de su trayectoria profesional: dos aciertos por partido. A sus 29 años, el estado de forma de CR7 es impresionante, casi inexplicable. El máximo goleador del campeonato español es un atleta que disfruta de una calidad técnica en el disparo, en el regate y en el cabezazo difíciles de emular. Es un portento. Es completo. Lo hace todo bien. Marca y da goles. Y nunca baja los brazos. Al revés, es en los últimos veinte minutos de cada partido donde aniquila a los enemigos, gracias a su resistencia y su fuerza. A su preparación. Su clase como artillero se apoya en una velocidad impresionante. Y en dos Sancho Panzas que le alimentan de balones con la ansiedad que exige el caníbal del área. Bale y Benzema le sirven pases con la única intención de saciar el hambre de un matador.

Ayer no respiró hasta que consiguió el trío de goles. Dos centros de Gareth desde la derecha fueron rematados por el número uno con la eficacia que le define. Su tercer tanto, con el cuerpo, fue el compendio de una exhibición particular. Benzema es su escudero por el centro. Bale es su ayudante por los flancos. Karim firmó dos dianas, para recordar que él también sabe marcar, aunque deja claro que su primera misión es aprovechar la clase de Cristiano.

El francés baja, recibe la pelota de espaldas y se gira rápidamente para mirar dónde está su jefe y buscar el pase ideal. Pocos nueves son tan generosos para un equipo. Karim es criticado por no ser un «killer». Muchos no saben la labor que ejecuta. Hay un líder indiscutible, Ronaldo, con una potencia y una eficiencia casi inigualables. Y hay que explotar esa mina de Oro (Balón y Bota). CR7 sabe agradecer el trabajo de sus amigos. Ayer dibujó a Benzema la asistencia del 4-0. «Karim es el mejor delantero de la Liga y uno de los mejores del mundo», subrayaba el número uno del fútbol. Lo que asusta es el despliegue físico del luso. Su fuerza, su zancada y su ambición nunca se agotan.

Esas virtudes son el producto de un sacrificio ejemplar en su vida cotidiana. Sus entrenamientos y su alimentación son la base de este rendimiento. Tras sus sesiones en Valdebebas, realiza natación en casa por las tardes. Añadan masaje y fisioterapia. Vive solo para el fútbol. Busca superar los 323 goles de Raúl, y antes los 307 de Di Stéfano, para establecer otra plusmarca casi imposible en el club blanco. Y celebrar otro Balón de Oro. Y otra Bota de Oro. Lo quiere todo. Su ambición es la premisa de su entrega.