Víctor Fernández: «El resultado ha sido desproporcionado»

Noventa y dos minutos después, pocos en la ciudad pensaban ya en estadísticas pretéritas. La única referencia al pasado en la que se permitían bucear los aficionados del Deportivo era el recuerdo de aquel infausto 8-3 contra el Mónaco en 2003, un marcador muy similar al de ayer.

El festival de goles visitantes —tres de ellos, para más inri, del ariete portugués— se tradujo en ocho dedos apuntando a la defensa, la línea que más dudas provoca. La pareja defensiva, Sídnei y Diakité, que debutaba ayer, no se entendió nada bien con unos laterales, Luisinho y Laure, que parecían más preocupados por desparramarse en ataque. Por si fuese poco, la extrañísima salida de Germán Lux que permitió el tercer gol madridista extendió las dudas hacia la zona más cercana a las mallas del Dépor.

« Cuando terminas un partido con 2-8 y diriges al equipo que pierde, pocos argumentos puedes tener para defenderte», arrancó el entrenador de los locales, Víctor Fernández, pero quiso hacer el esfuerzo para sacarlos. Atribuyó «dos o tres» goles a los «errores graves en la salida de balón», aunque aseguró que el Deportivo había tenido «buenas fases de fútbol» y que muchos de los goles podrían atribuirse a los «disparos mágicos que han entrado por las escuadras» y los destellos técnicos que solo están a la altura de «equipos de la talla del Real Madrid».

«Es un resultado absolutamente desproporcionado», sentenció el maño. Este martes, el club tiene una ocasión de oro para recuperarse del golpe anímico, aunque sin tiempo para recuperar el aliento: un derbi gallego de alta tensión contra el Celta de Vigo.

La hinchada coruñesa también demostró que su amor al club va más allá de sacrificar una siesta. Empezó animando a todo pulmón a su equipo y, tras un pequeño bajón de fuelle que coincidió con el esperpéntico segundo gol de Cristiano, recuperó las pulsaciones tras el gol de Medunjanin y pareció animar con más fuerza después de cada uno de los goles del festival merengue de la segunda parte. Aunque la energía de la afición no se correspondió con el resultado que sufrió su equipo, el cántico con el que despidieron a los once blanquiazules no pudo evitar destilar algo de amargura: «Ser de los que ganan es muy fácil, ser del Deportivo nos parece mejor».