critica de danza
El Ballett de Dortmund nos puso a soñar
El elenco alemán presentó con música en directo y treinta y dos bailarines en escena 'Sueño de una noche de verano' del coreógrafo sueco, Alexander Ekman
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Sevilla
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'El sueño de una noche de verano'
- Coreografía, puesta en escena y escenografía: Alexander Ekman
- Música: Mikael Karlsson
- Vestuario: Bregje van Balen
- Iluminación: Linus Fellbom
- Teatro Maestranza Día: 29 de junio de 2025
Nada debe de sorprendernos de esta ciudad nuestra, porque mientras los mandatarios internacionales estaban llegando a Sevilla y la ciudad amanecía tomada prácticamente por las fuerzas de seguridad, el público que anoche llenó el teatro de la Maestranza se mostraba precavido al llegar con mucha ... antelación al coliseo para ver al Ballet de Dormund y su obra 'El sueño de una noche de verano'. Y es que los cortes de tráfico, los desvíos y demás, nos habían puesto nerviosos a más de uno. Al final, el público llegó, vió, disfrutó y aplaudió de lo lindo al elenco alemán.
No es la primera vez que un coreógrafo se mete en la piel de Shakespeare para darle movimiento a la comedia del escritor inglés. La obra ha tenido varias versiones a partir del primer ballet homónimo de Petipa con música de Mendelssohn en 1876. A esta versión siguieron otras creadas por Michel Fokine en los primeros años del siglo XX y luego las de Frederick Ashton, George Balanchine y Neumeir, más recientemente.
'El sueño de una noche de verano' era la propuesta del Ballet Dormund, cuyo director artístico es Xin Peng Wang, con una puesta en escena, escenografía y coreografía del sueco, Alexander Ekman. La obra lleva girando internacionalmente con enorme éxito desde 2015, cuando el coreógrafo y ex-bailarín creó este ballet para el Royal Swedish Ballet.
Fundado en 1904, el Ballett Dortmund cuenta con una tradición de más de 100 años. Cuando el coreógrafo chino Xin Peng Wang se hizo cargo del conjunto en 2003, prometió a la ciudad de Dortmund establecer un ballet que pudiera mantenerse en la escena internacional. Actualmente está formado por 36 bailarines de 18 nacionalidades.
Ekman en esta versión se aleja de alguna manera de Shakespeare para introducirnos en el mundo de la mitología escandinava, del sortilegio de verano, donde el pueblo se reúne para hacer la fiesta de la tierra y de la vida, jugando con balas de heno y echando al aire cabellos vegetales en una hipnótica coreografía que inicia este ballet en dos actos. Están las hadas de la obra original, los bosques, el amor, las parejas..., incluso se permiten hacer una cierta broma como cuando los bailarines brindan a pie de escenario y luz abierta del patio de butacas, y una bailarina española dice: 'qué bueno está este rebujito', que provocó las risas del público.
La escenografía de Ekman, al que se conoce como 'el mago de la danza', es apabullante: un gran campo de heno llena el escenario y de repente se transforma en un momento en una gran mesa para el banquete dionisíaco repleta de encendidos candelabros; aparecen paisajes increíbles con enormes peces que parecen flotar, y una mesa sube en en vertical con varios bailarines colgando sobre ella; más adelante nos presenta un bucólico y romántico paisaje de árboles invertidos para un maravilloso paso a dos. Ekman crea varios e intensos pasos a dos a lo largo de la obra, pero quizás es el de la segunda parte sea el más seductor y romántico, acompañado de la percusión en un momento muy hipnótico.
Los treinta y dos bailarines son excelentes, tanto en técnica como en interpretación. Se mueven con una rapidez asombrosa en el escenario creando cuadros increíbles, donde Ekman busca como si se tratara de una pintura, el momento exacto de exhuberancia. Bailan entre el heno, se sumergen en él, bailan sobre la mesa, en las sillas, caminan a cámara lenta rodeando el escenario, van descalzos, excepto una bailarina que usa zapatos en la primera parte, aunque en la segunda ellas lucen zapatillas de punta con buenisima técnica.., todo ello nos lleva a una mezcla de estilos que sin suporponerse hacen que la coreografía cobre mucha más vida y energía, cuando las acrobacias se mezclan con los portés o las piruetas, los grand jetés, arabesque, developpé o los pasos casi de folklore de algunas escenas que destacan en los momentos corales de la obra que son muchos. Es como un vademecum de pasos de danza.
Si en la primera parte la danza es la protagonista en medio de una escenografía absolutamente brutal, en la segunda parte el elenco, al menos en los primeros momentos, echa mano de la interpretacion para ir creando escenas, aunque Ekman, que nunca olvida su faceta de bailarín, siempre mantiene a alguien bailando en paso a dos o en solos, alrededor del resto de elenco que está haciendo más danza teatro que tan sólo danza.
Pero todo ello no podría resultar tan emocionante sin otro elemento a tener en cuenta importantísimo: la música en directo. Ekman pidió una composición musical a Mikael Karlsson quien hizo una banda sonora que es interpretada en escena de manera magistral por un grupo de seis solistas -piano, instrumentos de percusión y cuerdas- así como la voz de la estrella del pop sueco Hannah Tolf. La participación de Hannah Tolf en cada una de sus intervenciones, fue excepcional, por su tonalidad, su difícilísima adaptación a una partitura nada sencilla y sus variados registros vocales que le dieron a la obra una magia especial. Ataviada con largos cabellos rubios, cercana a la mitología vikinga y túnicas que arrastraba por el escenario, su presencia es en la pieza excepcional e imprescindible.
Una muy buena noche de Danza en el teatro de la Maestranza, que el público agradeció con enormes aplausos, hasta cinco veces salió la compañía a saludar sobre todo cuando el respetable hizo palmas por sevillanas, y tuvieron al final que irse diciendo adiós con las manos porque la gente no abandonaba la butaca del subidón que aún tenía. Lástima que tan sólo ha sido una sola función, fijo que de haber habido más el teatro hubiera estado lleno.
Aún falta otra noche de danza más en el teatro de la Maestranza el próximo día 6 de julio, de la mano casualmente de otro coreógrafo sueco, Johan Inger que presentará con su proyecto Take Off Dance dos piezas bajo el título de 'Impetu'. Y luego, habrá telón dancístico hasta septiembre.
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