De escalada por Sevilla y su provincia

Cuando el sol no causa fatiga y la lluvia lo permite, la escalada al aire libre y en entornos naturales puede convertirse en una escapada de fin de semana. Es lo que sucede, por ejemplo, en el Cerro del Hierro de la Sierra Norte . Este monumento de enorme valor geológico está a unos 5 kilómetros de San Nicolás del Puerto y se ha convertido en uno de los epicentros de la escalada en la geografía andaluza. Su altura supera los 18 metros en el punto más elevado y existen diferentes formas para llegar a él. En total, cuenta con más de 100 vías , convirtiendo así su escuela en una de las más relevantes de la provincia.

La característica piedra caliza favorece este deporte que puede realizarse en diferentes niveles que van desde principiante a avanzado . Además, el lugar, ocupado desde la época romana por la riqueza de sus minerales, conserva una flora y fauna de enorme interés. El búho real , la cigüeña negra y el zorro son algunas de las especies animales que pueden verse en el conjunto. Por tanto, este destino no es solo atractivo por la escalada, sino que es uno de esos sitios a los que se llega por un motivo pero nos quedamos por muchos más: paisajes que bostezan, avistamientos de aves que contrastan en el cielo, ruinas pedregosas donde duerme la historia en los recuerdos de otros. Y todo, para más inri, desde la verticalidad que nos plantea la columna de la sierra.

Los rocódromos, por otro lado, se han extendido en los últimos años en la capital y en su área metropolitana, y han ganado protagonismo entre los amantes de este ejercicio . Hay jóvenes que visitan complejos deportivos junto a familiares y compañeros del colegio. También hay quien acude solo a una mayor edad. Y hay, sobre todo, múltiples posibilidades donde elegir . La seguridad, la atmósfera que se crea en un espacio donde todos se reúnen con un mismo propósito y, por supuesto, la calidad de los materiales que entran en juego han hecho que estas instalaciones sean una visita recurrente.

¿Dónde podemos escalar si estamos en Sevilla? Pues uno de los rocódromos mejor valorados es el de Rock and Wall Climbing , en la calle Labrador, 8. Al pasar por sus puertas, una galaxia de piedras rojas, amarillas, azules y verdes se descubre ante los visitantes. Todo un circuito de paredes que buscan su techo por la vía no siempre más corta . Marañas de plásticos salientes y coloridos que requieren esfuerzo físico y mental para sobrepasarlos. Los bloques cambian a menudo su disposición y parece no haber suficientes horas en el reloj para superar todos los obstáculos, sea cual sea el nivel. Es preciso mencionar que aquí se celebran competiciones. También se imparten cursos, se permite la escalada libre y se realizan pruebas . Para el descanso, el propio edificio tiene un bar en el que recuperar el aliento y una tienda donde conseguir nuestro propio equipo.

Rock And Wall Climbing no está solo y, en Montequinto, Balaitus aparece como otra gran opción. Los tonos verdes han invadido sus muros y la pasión por la escalada se desarrolla de lunes a sábados desde su fundación el año 2014. Los centros deportivos Ifni, en el barrio de Heliópolis, y San Pablo , ambos al aire libre, también ofrecen entre sus actividades la escalada en rocódromo. Y es que para elevarnos con nuestro cuerpo con las cuerdas tensas y apresadas a los arneses bajo la luz natural del sol no hace falta conducir hasta la Sierra Norte. En Tomares, el Polideportivo Municipal Mascareta , inaugurado en el año 87, permite una experiencia similar a una altura que podría darnos vértigo desde su copa.

La Madriguera , en la calle María Moliner; el Campus de la Universidad Pablo de Olavide ; Pako´s Gym , en Dos Hermanas, y el Club Evolución Qalat y Wiseclimb de Alcalá de Guadaíra son otras de las alternativas más cercanas.

Por último, los parques multiaventuras , aunque no compartan la misma filosofía que los centros ya mencionados, aúnan diversión y ejercicio, y tocan de cerca la escalada. Apuntamos la zona de ocio de Las Graveras , en San José de la Rinconada; Bosque Suspendido , en Bollullos de la Mitación; y Ribera del Cala , en la Sierra Norte. Estos son algunos de los más recomendados, especialmente si asistimos con niños, ya que, además de la propia escalada, disponen de tirolinas, columpios, juegos y diferentes atracciones para los más pequeños.

Las manos manchadas de un polvo blanco que nos ayude a adherirnos con firmeza a la piedra, ningún monitor a la vista para que nos guíe y los edificios como único soporte de nuestras inquietudes. Eso es la escalada a pie de calle. En el mobiliario urbano, las briznas del miedo crecen, pero también pueden complacernos si no cometemos imprudencias y lo realizamos con máximo cuidado.

Es habitual ver personas escalando en las faldas del Puente de Triana, pero es otro el que se lleva la fama: el del Alamillo . «Debajo del puente» no es una canción de Ariel Rot, sino un recurso que han encontrado los más callejeros. El reverso de esta construcción de Santiago Calatrava para la Expo. del 92 está equipado con presas de resina . Por ello, estas sombras son un punto de encuentro de amigos que tienen una afición común: la escalada. No importa si son cerros, rocódromos o construcciones que en un principio tenían otros fines, hay algo sugerente en la invención de estos caminos que nos conducen al vacío.