Once parques infantiles en Sevilla

El parque histórico de Sevilla, desde la Expo. del 29 en el que se creó a partir de unos terrenos pertenecientes a la casa real, es el Parque de María Luisa, ese que pone de acuerdo a niños y padres. Por un lado, la plaza de España, el monte Gurugú, el museo arqueológico y el de Artes y Costumbres y glorietas como la de Bécquer tienen un valor patrimonial enorme. Por otro, el pequeño, eso seguro, disfrutará en el parque de las palomas, la pista de patinaje y otras áreas de recreo con trenes de madera.

Por otro lado, para una escapada con picnic, bicicleta y sol, el Parque del Alamillo parece idóneo, dadas sus dimensiones. Cuenta con merenderos, céspedes, un bello cortijo, olivares, espacio de restauración y, por supuesto, ¡estanques, fuentes y columpios! Algunos, tan atractivos como una red por en forma de cono por la que trepar. Su dimensión: 120 hectáreas.

En el barrio de Los Remedios, junto a Triana, el parque de los Príncipes ha visto crecer a varias generaciones de sevillanos. Allí han cogido ranas y jugado al fútbol con un balón y pocos recursos. Han subido los escalones de la fuente, esos que después ya no hicieron falta. Se han sentado a charlar a la sombra, por los alcorques, columpiándose primero y columpiando a la descendencia casi sin darse cuenta. Es un parque urbano hermoso y recogido. Con zonas de gran extensión, espacios para el deporte y, quizá lo mejor, en el corazón de Los Remedios, un tranquilo barrio residencial.

Más salvaje que el anterior, el parque de Miraflores es un pulmón en la zona norte de la ciudad. Tiene 90 hectáreas, motivo por el cual muchos vecinos acuden aquí a pasear con sus perros, en bicicleta o a pie, cada día de la semana. Un parque familiar y para deportistas, en el que con gusto perderse al pie del estanque principal. Dispone, a su vez, de viveros y huertas en los que coquetear con la botánica y los productos locales de temporada. Y sí, también tiene columpios.

Están en pleno centro, anexos al templo en el que reside la hermandad de los Gitanos, una de las que congrega a un mayor número de fieles cada día del año y, especialmente, en la Madrugá, cuando realiza estación de penitencia. Los Jardines del Valle, junto a la avenida de María Auxiliadora, datan del siglo XV. Flores de pascua, brachichito rojos, con sus características hojas, un eucalipto rojo y espinos de fuego colorean este vergel entre iglesias y edificios.

Entre los juzgados y el parque de María Luisa, cerca de los jardines de Murillo, otros que podrían estar en este listado que podría ocupar más de diez localizaciones, están los Jardines del Prado de San Sebastián, uno de los favoritos de los más pequeños por su tirolina. También por los padres, ya que cuenta con dos bares en los que tomar algo. Y por todos, en realidad, durante los meses de calor, por la sombra que le caracteriza.

Si hacemos mención a los bares, debemos incluir en el listado el parque de la Rectora Rosario Valpuesta, ese que está frente a Viapol Center y en el que se ubica el restaurante Qcross, con una inmensa terraza al aire libre. Un monumento al Betis, el imponente laurel de Indias que recibe al visitante, la zona de perros y los céspedes con columpios otorgan un acento familiar al recinto.

No quedan demasiado lejos los Jardines de la Buhaira, algo más al Norte, entre Viapol y Nervión. Se remontan al reinado de Al-Mutamid, famoso monarca del reino taifa sevillano, y su nombre proviene de la laguna que allí se situaba: Al-buhayra. Como algunos de los antares, combina espacios para niños con lugares para la restauración y cartas acordes con el público familiar. Además, aún permanecen vestigios de su historia.

Al Sur, este parque de reciente creación se ha convertido en otro de los pulmones de la ciudad. Su mayor característica: los céspedes. Resulta muy estrecho, pero, a su vez, de grandes dimensiones dada su longitud a lo largo, que conecta los barrios de Heliópolis y Los Bermejales con el Polígono Sur y Pineda. En ese recorrido, los edificios quedan en las márgenes y el usuario va encontrando espacios caninos, áreas de juego y deporte, etc.

Nombrado así en memoria del botánico, sacerdote, matemático, médico y docente gaditano José Celestino Mutis, presenta gran riqueza en cuanto a flora, con unas 150 especies diferentes. Se inauguró en los 90. Desde entonces, recibe familias y amigos de todas procedencias, especialmente vecino de la Oliva, el Tiro de Línea y el Polígono Sur.

Finalmente, el último parque urbano que clausura este breve recorrido es el parque Agumore, también de los 90. Debe su nombre al pseudónimo de un vecino del barrio del Polígono San Pablo, Agustín Sevillano Minero, reconocido en la escena hip hop. Como los anteriores, está equipado para el disfrute de todo. Además, anexo a una zona deportiva en la que jugar al fútbol.

Además de los parques mencionados en este recorrido, una suerte de once más uno al incluir los hermosos Jardines de Murillo, merecen una mención otros parques y zonas infantiles como las de la Alfalfa, parque infantil Pío XXI, la plaza de Vicente Aleixandre, el parque del Turruñuelo-Marifé de Triana o el de Federico García Lorca.